SECCIONES - TÍTULOS

Los relatos del blog están divididos en varios títulos genéricos que son "Reflexiones", donde hallaréis escritos espirituales y reflexivos, "Una mirada al Alma" donde podréis leer historias muy profundas de crecimiento personal, del alma, "El Romántico Obsoleto", que cuenta con relatos de humor, irónicos, historias de la vida cotidiana del ser humano, "Diálogos", que son como la palabra dice, conversaciones que suelen ser muy profundas y espirituales, y por último he publicado tres capítulos de una de las novelas en las que estoy trabajando "Alma Cristalina". Disfrutad con todos ellos y compartidlos si os animáis a hacerlo para ayudarme a difundirlos.

Gracias por leerme, bendiciones a todos.

lunes, 27 de abril de 2015

EN EL MUNDO PERDIDO EN EL QUE NADIE MIRA

No sé quién eres, mujer vestida de mí, no sé qué quieres que sepa sobre ti, no sé por qué estás aquí conmigo, frente a mí, ni qué deseas mostrarme, pero hoy, hoy sí quiero que me hables, sí deseo que me expliques por qué mi paso ahora es solitario, frío, y por qué cuando miro a mi alrededor todo me parece extraño, grotesco, sombrío. No me siento sola, ni vacía, sino forastera de mi propia tierra, caminante de lagunas de aguas cristalinas, ave de alas que me elevan y me enseñan a ver la vida desde otras perspectivas, mujer que no es mujer, sino personaje de cuentos y leyendas adormecidas...
Dime mujer que me acompañas, ¿por qué mi mirada ya no ve los colores como láminas de tonos diversos que se muestran sencillos y tenues, que me inspiran? Dime ¿por qué ahora son luces que brillan y se arremolinan como mariposas que me cautivan? ¿por qué soy una mente perdida que se disculpa por ser lo que otros consideran una mentira?

Vagando entre los mundos de los sordos de corazón, de los ciegos de alma, me escondo de las injustas palabras, de los juicios y las desidias, de las incomprensibles circunstancias que crean otros, como si mi existencia se diluyera en una burbuja hecha de sueños, de cristales que se encienden y que iluminan mi camino, cubriéndome de flores, de perfumes que me trasladan siempre hacia las luces de los nuevos colores que tanto me fascinan. Pero en ocasiones, me atrapo vislumbrando vagamente los resquicios de lo que era, reflejados en los que a veces, por unos instantes, me acompañan.



Sólo el miedo me cubre de las heridas que sanan las caricias de los ángeles que me cuidan, sólo el miedo me devuelve a ese mundo perdido en el que no miran, no ven, no respiran, sólo divagan, critican, siempre en el buen intencionado egoísmo, que justifican como generosidad, como consejo para que otros elijan algo que no eligen, para que otros cambien de una mentira a otra mentira, para que nadie cree y todos, simplemente, sigan, persigan, aquello que se inventa para que sólo haya una salida, volver a ser una mota más flotando en el mundo perdido en el que no miran, sólo suspiran por alcanzar metas inalcanzables, sugeridas por los mismos que no permiten que las alcances, en la rueda del ratón que sólo quiere continuar rodando y rodando, para no llegar nunca a nada.

Mas no pertenezco a nada, ni a nadie, ni a ningún lugar, como el viento, como el aire, como el éter, y cuando sabes que eso es lo único importante, que las cadenas del miedo pueden romperse, que puedes liberarte, vuelas y vuelas, lejos del mundo perdido en el que nadie, absolutamente nadie, sabe quién es, ni lo que hace, en el que nadie se reconoce a sí mismo, en el que es más fácil culpar que ser consciente y responsable, en el que es más fácil etiquetar, incluso al amor, en el que es más fácil buscar fuera de uno mismo lo que hay en nuestro interior...

Soy un ser completo, mujer que me miras vestida de mí, no necesito nada, ni a nadie, más me nutro del amor que soy, del amor que doy, del amor que recibo, del amor que se expande desde los corazones de quiénes ya saben, sí, ya saben que no pertenecen a ese mundo en el que no mira nadie.

Leí, investigué, amé, pero hoy sé que sólo puedo volar junto a quiénes son libres, libres de su pasado, libres de sus pesares, libres de su pequeño yo, libres del yugo de su equipaje, libres de la inconsciencia, de la torpeza de sus creencias esclavizantes...

 
El desapego es el aprendizaje más duro y más agonizante que he experimentado, y en cada momento en que aprendía a no apegarme a lo que deseaba tener y amar, fui dando pasos de gigante, descubriendo que, cuanto más lo lograba, más amor podía ser, más lograba dar, más llegaba a comprender.

En el pasado, cada vez que me enamoré, mi querida mujer vestida de mí, se desprendió una parte de lo que soy, para alcanzar a la persona amada, olvidándome de mi esencia, de amarme, de saberme, y ahora esos pedazos que creía que no volverían, están de nuevo reunidos dentro de mí.

Me equivoqué tantas veces en esta senda, en el laberinto de este mundo perdido en el que no miran, claro, yo tampoco sabía ver, no sabía mirar, no sabía observar, no conocía mi propio océano, que siempre fue tan profundo..., y es que cada vez que me descubro, también te conozco más a ti, y a él, y a los demás, porque no somos tan distintos los unos de los otros, aunque sí me he dado cuenta de que sólo unos pocos se toman la molestia de amarse y de dejar de juzgar, dejar de buscar.

Dejé de buscar, sí, ahora sólo soy, floto en mi universo, existo, amo y comprendo lo que otros son, pero me alejo, me alejo tanto de este mundo al que ya no pertenezco, que ya no sé si algún día volveré a ser visible para aquellos que amo y aún están caminando sin mirar hacia dentro...


Dime mujer, dime, ¿quién eres? Háblame, cuéntame, ¿por qué cuando miro al espejo siempre te observo contemplarme?

  • Soy tu nueva presencia, tu divinidad, tu yo renacido, tu verdad, soy el todo, tu gran amor, tu luz, tu sabiduría, tu genialidad, tu poesía, tu calidez, tu ternura, tu belleza más pura, tu parte femenina y tu parte masculina, unidas, amándose dentro de ti... Soy tu dios y tu diosa, tu sombra iluminada con la luz de la estrella que nade desde lo más profundo de tu alma, soy... , soy lo que anhelas, porque sólo a través de mí puedes crear, sentir, amar, besar al amor de tu alma, jugar, reír, cantar, danzar, escribir, soy tu musa, tu cuerpo, tu alma, tu ser, tu templo divino, tu espíritu, soy el canto, la voz, la lluvia y el mar, el sol y la luna, soy tus sonrisas, tus lágrimas más claras, aquellas que son la expresión del amor que dices que se derrama porque no puedes albergar tanto en tu alma, soy tu compañera sagrada. Y ahora, ahora camina, mujer humana, vístete de mí, y vive, sal ahí afuera, descalza de todos tus temores, nadie puede arrebatarte nada, porque tú lo tienes todo en ti, porque nada te falta...


Arael Elämä Araham
Eva B.B.

viernes, 10 de abril de 2015

TRANSFORMACIÓN INTERIOR

REFLEXIÓN

Últimamente me he estado fijando en que los conceptos que tenía sobre actitudes humanas se han estado transformando. Hay palabras que antes usaba de una manera y que ahora significan algo más amplio o diferente para mí, es como si mi mente ya no las relacionara con las ideas en que antes lo hacía.

Eso me ha llevado a intentar especificar qué significa lo que quiero decir, o buscar otras maneras de definirlo.
Por poner un ejemplo, me di cuenta de que la palabra “confianza” para mi había ampiado su significado. Mientras que antes solía pensar que confiar en alguien es depositar tu fe en él, ahora siento que confiar es aceptar a esa persona tal como es, y que aunque actúe de una forma inesperada y que pueda no agradarme, la confianza no tiene por qué quedar desfigurada o rota por ese comportamiento inusual o fuera de lo que yo esperaba de esa persona.
Con esa nueva concepción de la palabra, me percaté de que realmente la confianza es la certeza de que amo a esa persona y que puedo seguir amándola haga lo que haga. Es una manera de decir, “confío en ti, aunque sepa que puedes no responder a mis espectativas, y si no respondes a ellas en algún momento, te aceptaré y confiaré en ti de todas formas”.

Ahí el ego entonces me dice “no puedes confiar en desconocidos”, y de hecho cuando hablo de confiar me refiero a algo más elevado, algo que no tiene nada que ver con el mundo de tercera dimensión, sino con el amor incondicional.
Así que tal vez no sea aplicable a la 3D, es decir, no es aplicable al pensamiento que vibra todavía en esa frecuencia, pero sí al pensamiento en el que ya has alcanzado a crear tu realidad de una manera fluida sabiendo con total certeza que no hay cabida en tu mundo para que exista alguien que pueda hacerte daño.

Al igual que la confianza ha sido una palabra que se ha transformado en mi estructura mental, hay otras que también lo han hecho, y más que palabras son definiciones y conceptos.

Otro ejemplo es de las relaciones, sobre todo las de pareja, para mí todo eso ha cambiado tanto que ya no puedo concebir las relaciones de la misma manera que antes.



Ayer mi hija mayor me preguntó si la amaba más a ella que a mis amigos y yo le contesté que el amor no se mide, que el amor es siempre muy grande, pero que las relaciones que tenemos con los demás son las que definen la manera en que se manifiesta el amor que sentimos. El amor hacia mi hija es amor, al igual que el amor hacia mis amigos, pero la relación que nos une, madre-hija es más fuerte y conlleva más apego.

Eso me lleva a pensar que el amor hacia alguien a quien llamaría pareja, es algo muy elevado, es un compartir, una unión en la que ambos caminamos juntos, de la mano, en la que ninguno de los dos depende emocionalmente del otro, en la que el dar y el recibir es un circuito energético y de amor que no deja de girar entre ambos, donde hay una comprensión mutua infinita, pues en ella está también el crecimiento de los dos al aprender del otro, en una complicidad basada en la confianza de la que antes he hablado, y una entrega total y absoluta, mientras que a la vez cada uno conserva su espacio para poder seguir creciendo, y así continuar en ese compartir ese crecimiento en el que ambos se acompañan y se apoyan incondicionalmente.

Sin embargo, podemos amarlo todo, absolutamente todo.

Después de escuchar mi respuesta sobre el amor, mi hija me preguntó si también amaba al aparato de aire acondicionado, riéndose de la afirmación de que lo podemos amar todo, y yo le contesté que sí, que lo amo, porque me proporciona bienestar cuando tengo calor y lo agradezco, y el agradecimiento es parte del amor.

Con este tipo de conversación también me doy cuenta de que no soy la misma persona que era, y eso puede dar incluso un poco de vértigo, pero también sé que hay muchas otras personas que están sintiendo esta transformación dentro de ellas mismas.

Asimismo, también me complace observar lo que otras personas ven de la vida, sus puntos de vista, pues a menudo me ayuda a cuestionarme a mí misma, a modificar conceptos, a plantearme nuevas perspectivas, y eso es muy enriquecedor, por eso me gusta escuchar lo que otros piensan y sienten, saber cómo es su manera de vivir, cómo es su manera de amar, cómo lo describen y cómo interpretan la realidad...

Transformación...

Sí, esa es la palabra, es cierto, metamorfosis, cambio interior, algo ocurre dentro de nosotros, algo que no se ve, pero se percibe, algo que me complace decir que es para alcanzar lo mejor de mí misma, lo mejor de cada uno, un camino que se recorre hacia dentro, un camino increíble y sorprendente.

En ocasiones, cuando me siento triste o nostálgica, o cuando algo me molesta, miro hacia dentro y trato de ver más allá de la emoción, para comprender qué es lo que está ocurriendo ahí para que yo esté sintiendo eso. A ese proceso en el que descubro el pensamiento que ha creado la emoción, le llamo proceso de sanación, tal vez porque cuando logro liberarme de la creencia que sostiene ese pensamiento, me siento sanada, libre, pero también siento que he realizado una transformación más, dejando un espacio más para albergar nuevas ideas, basadas en lo nuevo que está llegando a mí.

Por eso, este cambio en la manera de interpretar la vida o de percibirla, no es más que el reflejo de lo que está ocurriendo dentro de uno mismo, y por eso, para que algo se transforme en el exterior, en la sociedad, en la humanidad, primero debemos transitar por el cambio dentro de nosotros mismos, en lo más profundo de nosotros mismos, sólo así se manifestará ante tus ojos...

Arael Elämä
Eva Bailón.

lunes, 6 de abril de 2015

DIARIO DEL AYER - EL HOMBRE QUE SE FUE

DIARIO DEL AYER
Capítulo 1

El hombre que se fue

En esas hojas de papel escribí sobre el amor, sobre la tristeza, sobre el dolor, sobre los sueños que tanto cuesta conseguir...
Cuadernos y cuadernos con el nombre de lo que mi mente traducía desde mi alma, inonherentes pensamientos de una niña, de una joven que no comprendía el mundo tal y como era, tal y como sigue siendo...
Siempre supe que mis preguntas no eran las mismas que se hacían mis amistades, por eso al final me rodeé de amigos mucho mayores que yo. Parecía que sólo ellos podían comprender la profundidad de mi alma.

Fue difícil para una chica de veinte años vivir desde ese océano y ver a través de él todo un mundo, desde esa perspectiva tan intensa, tan distinta de la de las personas que conocía de mi edad. Ahora todo es diferente, más comprensible, más grácil, tal vez los años y mi propio trabajo interior me han llevado a integrar todo ese mundo profundo sin miedo.

Recuerdo que en aquella época estaba enamorada de alguien, alguien que tenía catorce años más que yo. Era un amor de esos intocables, de esos en los que percibes magia cuando le miras a los ojos, de esos en los que no hace falta que le veas para que sepas que acaba de entrar por la puerta y que está detrás de ti, de esos que sabes que podrían ser lo más maravilloso del mundo, o lo más terrible.
Su mirada era pura, profunda, hermosa, y me recordaba mucho a alguien a quien llevaba en mi alma grabado, pero su corazón estaba demasiado herido para amar, demasiado triste, demasiado enfadado con el mundo, demasiado decepcionado de la vida. Supe enseguida que le amaría en silencio, que me conformaría con su compañía cada vez que nos reuniéramos, que me quedaría con las conversaciones profundas que teníamos, que no me atrevería nunca a decirle lo que sentía.
Y así sucedió.

Y en mis cuadernos escribí la historia de un hombre desdichado, deseando amar y ser amado, un hombre que acabó desapareciendo un día, para entregarse al sufrimiento, a la duda, al miedo. Tal vez por ese atormentado sentimiento de derrota y de conformismo, el alcohol fue su única salida, y su refugio un amor de mi misma edad que no era amor, una de esas relaciones de despecho hacia la vida que al final sólo volvió a dejarle en el vacío profundo de su alma.

Sufrir por alguien a quien amas en silencio, amarle sin que se dé cuenta, verle destruirse, no fue nada fácil, pero fue algo que decidí, algo que mi alma supo que debía hacer, un aprendizaje, un amor que fue amor en la distancia, como un susurro imperceptible, como un dolor punzante que me hizo llorar cuando él se fue, cuando prefirió dejar de sonreír y desdibujarse de nuevo en su mundo decadente.

Amando aprendemos, incluso cuando no somos correspondidos de la manera en que deseamos, y amando crecemos, nos concemos, nos adentramos en nuestra capacidad de dar.

Las experiencias que vivimos nos ayudan a ser lo que somos como personas, nos moldean, nos ayudan a dar los retoques a nuestra personalidad. Si eres confiado, tal vez acabas siendo todo lo contrario, o si eres impulsivo, acabas reteniéndote por miedo a recibir un no como respuesta. Sin embargo, todo lo que he aprendido ha desenvocado en una verdad que no puedo negarme, y es que siempre hay algo inmutable en uno mismo, nuestra verdadera esencia jamás cambia, y el que se muestra como un león, si su esencia era de un ciervo, seguirá siendo un ciervo, y el que se muestra como ciervo, si su esencia es de león, seguirá siendo un león...



Un disfraz no define a la persona, y de veras he visto que realmente las apariencias engañan, nada es lo que parece.

Afortunadamente, sé a ciencia cierta, que todo el mundo merece una oportunidad, aunque vea en su mirada que oculta secretos, que hay sombras que se están escondiendo para no ser descubiertas...

Cuando aquel hombre se alejó, recuerdo haber deseado que estuviera bien, que hallara su paz interior, pues por aquella época comprendía bastante bien las batallas que se libran en el interior de cada uno. Sin embargo, él me enseñó algo que no sabía, y es que tenemos siempre dos caminos, huir de nosotros mismos ahogándonos en nuestro rechazo al mundo, a la vida que nos ha tocado vivir, negándonos así el amor más puro y verdadero para echarnos a los brazos de una ilusión que nos rescate de la soledad que hay en nuestro interior, o bien aceptar desde al amor quiénes somos, por qué estamos aquí, y agradecer lo que hemos vivido, lo que estamos viviendo, abriéndonos así a maravillosas posibilidades que ni siquiera somos capaces de imaginar...

En ese momento no comprendí la importancia de lo que había aprendido, sin embargo, nunca olvidé lo bueno que me aportó sentir aquel amor, un amor que nació de mí, un amor que yo sí pude, y puedo sentir sin que se contamine con nada.

En realidad nada ocurre por casualidad, y hasta aquella persona que menos te esperas, puede remover algo muy grande dentro de ti, y puede haber llegado a tu vida por algo que es increíble, y no hace falta que mantengas ninguna relación especial con esa persona, nada de eso, simplemente, ha llegado para mostrarte algo, aunque no siempre lo sepamos ver en el momento adecuado.

Así que, no te distraigas, presta atención a la señales, porque a veces, la mente interpreta la realidad de una manera equivocada, a su propia conveniencia, y luego resulta que el corazón sólo deseaba mostrarte a una persona, enseñarte su alma, como si te estuviera presentando a un amancer, para que en su belleza puedas contemplar la gran sabiduría que se esconde en cada universo humano, incluyendo el tuyo, sobretodo en el tuyo.

Cuando llegó el momento, solté aquel apego con aquel hombre que tanto me hizo sentir, y a los pocos meses conocí a una persona que me demostró lo que es el amor en pareja de una forma maravillosa.

Arael Elämä
Eva Bailón

miércoles, 1 de abril de 2015

CONVERSACIONES - LLAMAS GEMELAS

Caminaban a menudo entre caminos de tierra, rodeados de naturaleza, con el cielo azul como testigo, los campos cultivados como compañía, y la brisa suave y primaveral como cautivadora amiga de sus largas y profundas conversaciones.
 Eran momentos para compartir, para experimentar la sabiduría del alma, instantes que ella hubiera deseado vivir con su compañero, pues de alguna manera, aún le añoraba. 
La vida la había puesto en situaciones en las que ella debía asumir un papel de guía, orientadora para otros, aunque sabía perfectamente la importancia de permitirse aprender de los demás y de sus propias reacciones, de sus sensaciones, emociones, sentimientos... 
 
Una inquietud que muchos de sus amigos y conocidos compartían era la búsqueda de un amor de pareja, un amor que fuera especial, más allá de lo que habían conocido, un amor, a menudo idealizado, al que solían llamar “alma gemela”. Ese afán de búsqueda del amor verdadero era algo que ella no había experimentado de la misma forma en que muchos a su alrededor sentían, pues en su caso, ese amor había llegado a ella de un modo insólito y desconcertante. 

Ella conocía esa sensación, conocía a esa persona que la hacía vibrar alto, que la elevaba hasta los confines del universo con sólo sentir su presencia, un amor no manifestado en el plano físico, un amor que representó su fuerza, su empuje, la conquista de sus objetivos más profundos. Había aprendido que amar no era idealizar, sino aceptar al otro tal y como es, sin esperar que fuera como a ella le gustaría, y eso había sido un arduo trabajo, pues las creencias que ella llevaba grabadas en su inconsciente habían sido verdaderos obstáculos que atravesar. 

La barrera más grande, la más difícil, era la del miedo, miedo a no hallar lo que su alma le indicaba, y miedo a hallarlo. ¿Estaría preparada para vivir un amor tan grande? Esa pregunta acabó por disiparse cuando comprendió que debía aceptar todas las posibilidades, la de hallarle y experientar algo tan divino, la de no hallarle nunca, la de hallar a otra persona y no a ese ser que ella había conocido en otros planos.

Absorta en su pensamiento, su compañero de camino la miró y rompió el silencio con una de sus preguntas.

  • ¿Y qué se siente cuando encuentras a esa persona que sabes que es y ha sido y será siempre tu pareja energética? -Preguntó ansioso de saber la respuesta.

  • Todo está sujeto a ti mismo, a tu capacidad para sentirte a ti mismo. Depende de lo que recuerdes de ti, de tu conexión con tu ser, con lo que tú eres más allá de lo que pretendes ser bajo la influencia del paradigma en el que nos movemos. Si tú sabes quién eres en realidad y te amas y aceptas, ya no necesitas vivir relaciones de pareja para sentirte vivo, ni necesitas aprender de dichas relaciones para crecer, y tener una persona a tu lado se convierte en una maravillosa experiencia que escoges conscientemente, sabiendo que sí, que aprenderás, claro que sí, pero que no lo harás porque lo necesitas, sino porque así lo decides.

  • Entonces, si aún no estás preparado para escoger y sigues guiándote por lo que necesitas, ¿no puedes reconocer a esa persona que es en realidad lo que tanto estás anhelando?

  • No exactamente. Puedes reconocerla en tu alma, eso siempre ocurre, pero no puedes alcanzarla porque tu inconsciente aún te pide otras cosas, otras experiencias que aún necesitas para hallarte a ti mismo o para liberarte de ciertas ataduras, creencias, dogmas, en fin, es algo complejo, un proceso que se inicia en el momento en el que te empiezas a dar cuenta de que la vida que has llevado no es lo que en realidad deseabas y te inicias hacia un camino que te va llevando poco a poco hacia tu interior. Entonces todo va cambiando en ti y a tu alrededor, parece que, aunque te sientas feliz con lo que vives, siempre hay algo que no se llena, algo que no sabes qué es, y buscas cada vez con más fuerza.

  • ¿Es ahí donde la gente acude a lo espiritual?

  • Sí, normalmente sí, porque las preguntas que nos hacemos comienzan a ser cada vez más profundas y hay ciertas filosofías espirituales que las responden en cierta manera, no completamente, claro está, pero sí que te dan pautas y pistas para hallar lo que estás buscando, incluso frases que son en sí mismas la respuesta. Sin embargo, la mente no está preparada para entender tales respuestas, y sigue buscando.

  • Pero aún no me has contestado ¿qué siente una persona que ya ha conectado con su ser y que ha hallado a lo que llaman Llama gemela?

  • Pues verás, mi querido amigo, tal vez no sea yo la persona más indicada para decírtelo, pues no creo haber alcanzado tal sabiduría, sin embargo te diré lo que sí puedo sentir yo. El Amor hacia tu pareja espiritual es sencillo, no ostenta nada, sólo ser. Cuando amas a esa persona, lo haces en todo tu esplendor, la admiras, la respetas, la sientes dentro de ti y la sientes en todas partes. La observas y nada de lo que ves es rechazado por ti, todo lo contrario, amas todo lo que es y la aceptas con todo lo que es y hace. No te importa si te ama conscientemente o no, sientes su amor, ese que nace de su alma y que no es reconocido por su personalidad, no te importa si está encarnado o no, si es mujer o es hombre, si tiene tu edad, o es un niño, o un anciano, no te preocupa en absoluto si vive en tu ciudad, o si está a mil kilómetros de ti, ni siquiera es importante que sepa de tu existencia, pues lo único que importa es que la amas...

  • ¡Pero somo humanos y deseamos vivir la materia!

  • Por supuesto, también hay sentimientos más humanos hacia la llama gemela, los cuales te pueden llevar a la añoranza, al deseo incontrolable de abrazarle para mostrar ese amor tan grande, pues de veras es tan inconmensurable, que desde tu corazón vuela y vuela esa energía de amor y encuentra a su contraparte, sin necesidad de que tú hagas nada. A veces es tan fuerte ese amor que el otro lo puede sentir en forma de sueños, o sensaciones extrañas que no puede identificar. 
     
  • Yo siento miedo de no poder alcanzar nunca a esa persona, ¿sabes? Porque quiero experimentar una relación de pareja con ella, creo que lo merecemos, hemos venido también a eso ¿no?

  • Sí, pero tal vez lo experimentes con otra persona, pues en realidad no tiene la menor importancia si esa conexión se da con tu llama gemela o no, eso sí, primero debemos conseguir la unión con nuestro propio ser, dentro de nosotros. No todas las parejas espirituales han encarnado para unirse, y algunas permanecen en estado etérico, mientras su contraparte está encarnada, así que no todo el mundo ha venido para vivir eso y para realizar la famosa misión de las llamas gemelas. Eso sí, todo el mundo tiene la oportunidad de unirse a un alma gemela y establecer esa fusión, esa conexión divina.

  • Entiendo. ¿Crees que tú sí podrás unirte a tu mitad energética?, yo desearía que así fuera.

  • No lo sé. Como verás no lo sé todo, mi querido amigo, si lo supiera todo ¿qué sentido tendría que estuviera aquí? Aún no he recordado todo lo que desearía recordar de mí misma, así que, como todo ser humano, sufro, me atasco en mis aprendizajes, crezco, me reconozco poco a poco y aprendo. No soy una maestra, sólo soy una humilde aprendiz.

  • Pero tú me estás ayudando mucho.- Afirmó poniendo su mano en su corazón con agradecimiento.

  • Sí, lo sé, y tú también a mí, mi querido amigo. Verás, yo he caminado más tiempo que tú por este camino, y ya me lo conozco, por eso puedo guiarte, y porque tengo unos amigos muy especiales que me guían y me enseñan, sin embargo, lo que tú aportas a mi vida, también es importante.

  • Lo sé, siempre me lo recuerdas. ¿Esos amigos especiales son tus maestros y guías?

  • Sí, mis hermanos mayores, así prefieren que les llame.

  • Supongo que iré comprendiendo cada día más y más sobre todo esto, pero es tan confuso, hay tantas informaciones al respecto, que me siento perdido.

  • Mi querido amigo, busca en tu interior tu propia maestría, siéntela, déjate guiar por ella. Tus maestros también te ayudarán, pero es muy importante que creas en ti, y que te conectes a tu sabiduría. No es necesario leer tantas informaciones, ni caer en el dogma, no, el alma es libre, no existe un plan divino que nos ate, sino un plan divino que nos libera.

  • Sí, siento que tienes toda la razón, pero parece que hay una fiebre por hallar a la llama gemela que ha distorsionado todo.

  • Así es, los seres humanos necesitamos amar y ser amados, y buscamos como cubrir esa necesidad. Lo que ocurre es que nunca miramos hacia dentro, siempre buscamos cubrir nuestras carencias en lo externo. Primero con lo material, queremos tener la casa más grande, el empleo más prestigioso, el coche más llamativo y caro, luego en lo sentimental, buscamos la pareja más atractiva,  la más joven y hermosa, o la más cercana a nuestro arquetipo de belleza, y estatus social, o la que nos haga sentir más pasión y deseo, en fin, el éxito más visible, el más material, pues así se demuestran a sí mismos y a los demás su gran valía en este juego de la vida, en esta sociedad. Sin embargo, mi querido amigo, se olvidan de sus almas, de lo que el alma anhela, confunden el deseo del alma con el deseo de experiementar emociones fuertes, tapando sus huecos con lo superficial, con viajes, con fiestas, con espejismos que cuando desaparecen después demuestran que siguen sintiendo soledad, a pesar de todo el éxito alcanzado, a pesar de todo lo vivido. 
     
  • Es cierto, yo mismo he experimentado ese éxito y el gran vacío que ha supuesto para mí. He estado con muchas mujeres, he tenido mucho dinero, pero nunca me sentí tan pleno como ahora.

  • Sí, lo sé, pero es importante también entender que, el anhelo del alma tampoco es exactamente hallar a tu alma gemela, sino hallarte a ti mismo, llenarte de ti, amarte profunda e incondicionalmente, y el ser humano sigue volcando ese anhelo en el amor romántico.

  • ¿Por eso dicen que tenemos que enamorarnos primero de nuestra alma para saber amar después a otra persona inoncicionalmente?

  • Sí, así es, sí, amarte a ti para poder dar ese amor a otros, y permitirte ser feliz en soledad para amar y aceptar a otro, sólo así darás la oportunidad a tu llama gemela de aparecer en otra persona, sólo cuando esa llama se encienda en ti y te llene, cuando reconozcas que la llama gemela está en ti. La añoranza hacia tu alma o llama gemela no es más que el deseo de fusión con tu otra parte energética, el anhelo de unirte a tu otro yo, pero primero debes unirte al yo que eres tú.

  • Alcanzarte para alcanzarle...

  • Verás, después de sufrir, pensar, esperar, y no comprender nada desde mi mente analítica, comprendí que puedo ver el mundo desde varias perspectivas, varios niveles, y yo soy quien decide de qué manera deseo enfocarme en la vida. Cuando me centro en el amor puedo sentir en todo lo que me rodea una energía sublime, que me abraza, y puedo sentirla en mí, por tanto, esa energía hermosa y sagrada también existe dentro de mí. Entendí que soy amor, que todo lo es, y que lo que importa en realidad es vivir. 
     
  • Sí, es cierto, para mí vivir es sentir.

  • Cierto, amigo mío, pero puedes decidir lo que quieres sentir ¿sabes?. Yo decidí sentir dicha y ver la dicha en todas partes. Por esa razón, dejé de esperar a mi llama gemela, solté esa necesidad de tenerle a mi lado, de amarle, de ser su pareja. Eso no es lo mismo que renunciar a él, ni quiere decir que me niegue a estar con él, al contrario, sólo significa que me liberé del miedo, solté mi apego para ser libre del miedo de no poder abrazarle un día y decirle lo que siento, pues aunque no es necesario demostrar el amor, cuando está en ti, se manifiesta espontáneamente de maneras maravillosas. Decidí ser dicha, ser amor, y amar libremente, amarle a él esté donde esté y permitir que el universo nos una, si eso ha de ocurrir, en el momento adecuado. Por eso, siendo dicha, ya no le necesito para ser feliz, sólo le deseo para compartir mi felicididad con la suya.

La tarde estaba cayendo, el sol era cada vez más tenue, la luz se estaba desvaneciendo lentamente. Ambos se miraron con complicidad.

  • Es hora de volver a casa, mi querido amigo.

  • Sí, lo sé. ¿Me vas a mandar deberes?- Preguntó rogando que la respuesta fuera un no.

  • Sí, ya sabes, meditación – Contestó ella riendo.

Se alejaron lentamente de los campos, por el camino de tierra, mientras proseguían su conversación, sus preguntas y respuestas, su diálogo profundo, pero esa ya es otra historia...



Aroma de cristal
Eva Bailón B.
Arael Elama
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