SECCIONES - TÍTULOS

Los relatos del blog están divididos en varios títulos genéricos que son "Reflexiones", donde hallaréis escritos espirituales y reflexivos, "Una mirada al Alma" donde podréis leer historias muy profundas de crecimiento personal, del alma, "El Romántico Obsoleto", que cuenta con relatos de humor, irónicos, historias de la vida cotidiana del ser humano, "Diálogos", que son como la palabra dice, conversaciones que suelen ser muy profundas y espirituales, y por último he publicado tres capítulos de una de las novelas en las que estoy trabajando "Alma Cristalina". Disfrutad con todos ellos y compartidlos si os animáis a hacerlo para ayudarme a difundirlos.

Gracias por leerme, bendiciones a todos.

lunes, 29 de septiembre de 2014

DESAFÍOS


Decidir adentrarse en lo más profundo de uno mismo es un acto desafiante, pues ahí, sumergido en ti, puedes hallar todos los miedos de los que tienes miedo, todo aquello que no te atreves a enfrentar.
Por más que el camino es andando y por más que crees que ya pareces haber superado casi todos los obstáculos, resulta que un día te descubres a ti mismo frente a ti mismo, y ves que todavía hay mucho por sanar, mucho por aceptar.
Entonces te das cuenta de que eres vulnerable ante tus temores y que permites que otros los reflejen en sus palabras, en sus actos, siendo entonces presa de la imagen que te devuelve el espejo que ellos representan.

Es como descubrir que tienes más defectos de los que creías, aunque no se trata de eso, se trata ser consciente de que ciertos programas instalados en tu mente están activados provocándote reacciones que no controlas, que no deseas, que no son tú.

Y de pronto te ves en un bosque oscuro, dando pasos hacia delante a ciegas, sin conseguir entender nada, sintiendo el terror más atroz que has experimentado en tu vida, pues es el pavor hacia tu propia noche oscura.

Ya habías paseado por zonas ensombrecidas en tu caminar, ya habías llorado en un rincón del bosque sintiéndote desamparado, odiando ser tan vulnerable, negándote a ser ayudado por un enfado que va contra ti, que genera un castigo, una queja hacia uno mismo por no estar a la altura de las circunstancias.
Sin embargo, estás actuando contigo mismo como nunca lo harías con otro, ¿por qué no aceptarse incluso cuando ves lo peor de ti?
Tampoco se trata de que haya algo mejor o peor de ti, sino de que hay que comprender que somos alma y mente, y que la mente tiene unas estructuras que van quedando obsoletas y el alma las está desmoronando. Eso crea resistencias que generan reacciones egoicas que nos arrastran a mil preguntas.

Y entonces ahí aparece la cuestión más indispensable ¿qué me está ocurriendo? ¿por qué de pronto me siento tan bloqueada?

Es genial preguntarse tanto porque eso nos lleva a respuestas que estaban ahí antes de que pudieras ser capaz de formular dichas preguntas, es ilógico, pero así funciona. Las respuestas son inherentes a ti, aunque no las entiendes, y luego te preguntas a ti mismo qué está pasando y hallas las respuestas ahí, dentro de ti mismo.

Ya hace tiempo que me di cuenta de que los demás no tienen nunca la culpa de lo que yo estoy viviendo, o sintiendo, la única responsabilidad recae sobre mí, así que cuando grito fuertemente “¡no me permiten vivir!”, se trata de un grito de mi alma hacia mí misma, un reclamo para que me dé cuenta de que soy yo la que no se permite vivir.

Resulta duro ver eso, porque entonces llega la pregunta ¿qué hago yo para no permitirme vivir y por qué lo hago?

Y con una sonrisa casi insultante, tu alma te dice:

  • Eh, amigo humano, mira dentro de ti, en la estantería número siete, entre los libros de anatomía humana y los de vidas pasadas y encontrarás un libro que se llama “programaciones mentales y cómo desprograrmarlas”. En el capítulo veintinueve hallarás algo muy interesante.

Así que vas a tu propio registro personal y te pones a buscar ese libro tan interesante que ya estaba ahí pero que no sabías que estaba hasta formular esa dichosa pregunta.

Pero no es tan sencillo, ahí hallas lo que buscas, sí, pero después de leerlo tienes que pasar a la acción. Primero te haces consciente, luego actúas.

Y ahí llega la siguiente pregunta:

  • ¿Y ahora qué hago?
  • Pues querido humano, ahora depende exclusivamente de ti, yo ya te he dicho lo que hay, así que ¡¡actúa!!...


La experiencia ayuda a no atascarse de nuevo, a no permitir que las lágrimas nos impidan ver más allá, a investigar por qué te has sumergido en esa parte de ti mismo y has permitido que te afectase hasta el punto de que algunas emociones ya olvidadas aflorasen para darte una buena sacudida.

En todo proceso de autoconocimiento hallamos lugares llenos de luz de uno mismo, y lugares con menos luz, pero todo forma parte de nosotros, nada es bueno o malo, sólo Es.

No emitir juicios es algo que se aprende poco a poco, pero a veces no nos percatamos de que esos juicios los formulamos contra nosotros mismos.
Se acabaron los juicios, las críticas, los ataques por no sentirse lo suficientemente bueno para hacer esto o lo otro, o por no sentirse un humano digno de ser aceptado en un clan o grupo social.
Se acabó sentirse extraño, diferente, siempre con la tendencia de ser inferior a otros por ser más sensible de lo normal, se acabó el esperar que otros te amen o te admitan, o reconozcan como válido.
Cada alma y cada ser humano es único, como cada estrella, cada uno tiene su propio brillo, su propia esencia maravillosa, amar a esas estrellas y valorarlas implica necesariamente valorarse y amarse a uno mismo,porque lo mires por donde lo mires, tú eres una estrella brillando hacia otras estrellas desde tu propia luz interior, y esas otras te devuelven su brillo a ti desde su interior...

Amarse a uno mismo es el objetivo principal, pero las estructuras mentales deben ser derrumbadas, y eso duele más de lo que parece...
Es todo un gran desafío...

Inicié ese camino hace tiempo, no me arrepiento, sin embargo realmente pienso que conforme aprendo más y más, me doy cuenta de que más tengo que aprender...

Arael Líntley.



martes, 23 de septiembre de 2014

COSAS QUE PASAN EN EL TREN

(Una pequeña anécdota)

Ayer fui a visitar a una buena amiga que hacía mucho tiempo que no veía. Para llegar hasta su negocio, donde ella trabaja y donde nos podemos ver, tenía que tomar un tren y recorrer un trayecto de una hora de viaje. Estoy acostumbrada a realizar viajes en tren y he descubierto que puede ser muy gratificante, aunque he de decir que si no tengo prisa, pues cuando he de llegar a una hora puntual puede ser una verdadera odisea desplazarme desde mi pueblo hasta la ciudad de Barcelona.

Afortunadamente disponía de cierta flexibilidad, había quedado para comer con ella, pero llegaba con tiempo, justo a la hora de su descanso.

Me encanta escuchar música mientras viajo, la verdad es que he tratado de ir leyendo o distraerme con otras cosas, pero la música es lo que me ayuda a estar relajada y tranquila mientras el tren hace su lento recorrido.

Volver a ver a mi amiga fue, como siempre, muy especial, nos conocemos desde que teníamos seis años y es como una hermana para mí.
Pedimos comida china y charlamos de nuestras cosas durante horas.

Siempre que comemos comida china nos sobra un montón y en esta ocasión ella no quería quedarse con el resto, así que me la dio a mí, como casi siempre hace. He decir que es una persona muy generosa y que siempre ha estado ahí cada vez que la he necesitado, así que agradecí el gesto, aunque yo tampoco deseaba volver a comer “arroz tres delicias”, no es que esté a dieta, como ella, pero intento cuidar mi alimentación y no es que crea que ese tipo de comida es la más saludable, por una vez, vale, pero cenar de nuevo lo mismo no, a mí me esperaba una buena ensalada en mi casa.

Me despedí de ella y salí por la puerta de su tienda con la bolsa de comida en la mano.

  • Mis queridos guías, ahora vais a tener que ayudarme a encontrar a alguien que quiera esta comida, alguien que realmente tenga hambre y la disfrute, porque no quiero que se desperdicie. -Digo con mis pensamientos mirando hacia arriba.

Verdaderamente estaba convencida de que en cuanto encontrara a alguien que me pidiera una moneda, le daría la comida sin pensármelo dos veces.

Fui a la estación y esperé a que llegara mi tren.

Estaba lleno de gente, a esas horas siempre lo está, así que parecía que iba a tener que ir de pie un rato, sin embargo, al final del vagón encontré un lugar para sentarme.



Unas jóvenes de unos catorce años se habían encerrado en el lavabo del tren, justo a la izquierda del lugar donde me había acomodado. Estaban gritanto y jugando, maquillándose y riéndose. Me acordé por un momento, viendo a aquellas muchachas en su mundo, de mi adolescencia, de las locuras que hacemos cuando somos jóvenes, de cómo me escondía del revisor con mis amigas, porque nos habíamos colado sin pagar para ir a bailar a la discoteca.

Me reí y comprendí a la perfección sus chillidos infantiles y su comportamiento alocado.

En ese momento apareció repentinamente a través de la puerta que separa los vagones, un personaje que me dejó perpleja y que las asustó por su aspecto y por el golpe que dio la puerta al cerrarse tras él.

Le miré pero no hice mucho caso a su presencia, dentro de mí comenzaba un diálogo de esos en los que, en los dibujos animados aparece un pequeño angelito y un demonio, discutiendo entre ambos.

  • No juzgues, Arael, no juzgues, -dice el angelito- el aspecto no tiene nada que ver con lo que hay dentro ¿recuerdas?
  • No le mires, no sabes quién es, puede ser un delincuente, mira su ropa, ignórale -dice el diablillo con su voz irónica.

Sonreí de verme en esa tesitura, escuchando a mi ego por un lado y a mi corazón por el otro, como siempre, en plena discusión, mientras continuaba escuchando mi música.

El hombre extraño se fue.

Unas cuantas paradas más y las chicas ya habían llegado a su destino, junto con un buen número de viajeros, así que me quedé prácticamente sola en esa parte del vagón.
Entonces el personaje que había alterado a mi pequeño diablillo apareció con un perro y con un compañero.
El perro se estiró junto a mí y su compañero me miró desde el otro lado del vagón, sentado a mi izquierda, haciendo un gesto gracioso y sonriéndome.

  • Le he caído bien al perro y parece que está a gusto -le digo al chico que acompañaba al hombre extraño.
  • Sí, parece que sí -me contesta con acento francés.

Acto seguido el perro se levantó y se fue y el amigo de atuendo raro se sentó en frente del francés.
Era realmente un hombre muy peculiar. Rastas en el pelo, barba larga, ojos azul intenso, pearcings en el labio y en la lengua, una camiseta bajo una camisa a cuadros, unos pantalones brillantes ajustados y una mini falda con vuelo, de volantes, azul con florecitas. Zapatillas de deporte y unos calentadores pequeños de color rosa.
Su manera de hablar era también muy singular.
Y mi diablillo seguía ahí, hablando y hablando.

  • No les mires, puede que te agredan, no les mires.
  • Son personas como tú, Arael, y además tienen hambre, seguro que a ellos puedes darles la comida china -me dice mi angelito.
  • ¡Sí, eso es!, ¡a ellos les puedo dar la comida!, pero ¿realmente tendrán hambre? -me digo a mí misma escuchando a esa vocecita interior.

Esperé un poco más, tenía que saber quiénes eran esas personas, ya habían llamado mucho mi atención, pero seguí con mi música, mientras el hombre de barba y atuendo extraño se fue a hablar con una chica que estaba sentada detrás de mí.

El francés me miraba cada cinco minutos y yo lo notaba, pero estaba inmersa en mi música, a la espera de que me dijera algo, pues sabía que lo haría.
Entonces lo hizo, me habló.
Me quité los auriculares para escucharle, pero me hablaba en su idioma y no le entendía, sé algo de francés, pero su acento era muy cerrado y el tren hacía mucho ruido, así que no le entendía nada.
Me mostraba sus manos y me hacía ver dos dedos de cada mano, pero no comprendía nada ¿qué querría decirme?

Su amigo entonces empezó a traducir lo que decía.

  • Hoy es su cumpleaños, hoy es veintidós, y cumple treinta y un años. -Dice su amigo el de las rastas.
  • Ah, pues felicidades -le digo yo.
  • Gracias -dice el francés.

Volví a mi música con mis auriculares, pero el francés continuó intentando llamar mi atención, así que de nuevo me quité los cascos para escucharle.

  • ¿Tienes una moneda? -me dice.
  • No -le contesto- pero tengo comida china, ¿la quieres?

El hombre me miró sorprendido e inmediatamente me contestó que sí.

  • Pues aquí tienes dos raciones de arroz y una de ternera con salsa de ostras, además del pan de gambas, menú para dos -le dije sosteniendo la bolsa en el aire para que la cogiera.
  • ¡Yo soy el segundo que come! -grita de pronto el hombre de las rastas detrás de mí, mirándome con una gran sonrisa.

Yo me empecé a reír, lo del menú para dos lo había dicho a propósito, para que lo compartiera con su amigo, pero no me había dado tiempo a decirle yo misma que también era para él. Era un personaje verdaderamente insólito.

Se sentaron juntos a mi izquierda y comenzaron a comer con un hambre atroz, usando el pan de gambas como cubiertos.
Me sentía reconfortada al ver que ellos realmente tenían hambre y estaban disfrutando de la comida.

  • Estaba pensando en llegar a casa pero allí sólo tengo patatas, gracias por el menú -me dice el hombre de la barba.
  • Muchas gracias -me dice el francés rubio de ojos claros.
  • De nada, ¿no es tu cumpleaños? -le digo para darle a entender que es un regalo.
  • C'est vrai!! -me dice -gracias, muchas gracias.
  • De nada, de verdad, no hay de qué, yo no me la iba a comer, así que mejor que la disfrutéis vosotros.
  • Muchas gracias. -me vuelve a repetir el francés.

Terminaron la comida en un momento y entonces el muchacho rubio introdujo su mano en su mochila para extraer una sencilla y humilde flor blanca, hecha de papel y alambre. Se puso de pie y se acercó a mí, me hizo una pequeña reverencia y me la entregó con un gesto tierno que me llegó al corazón.

  • Muchas gracias -le digo. -¿Cómo te llamas?
  • Sebastian -me contesta.
  • ¿Y tú? -le pregunto al hombre desaliñado- ¿cómo te llamas?
  • Me llaman el Botella -me contesta con esa expresión que todavía dibuja una sonrisa en mi rostro.
  • Mucho gusto.
  • Igualmente.
Sonreí y realmente me sentí plena.

Llegamos a nuestro destino y bajamos del tren, cada uno por su camino, cada uno a su casa.

  • Gracias guías -pensé mirando hacia arriba de nuevo -gracias por darme la oportunidad de vivir una situación tan especial, por haberme mostrado mis debilidades, mis miedos, mis prejuicios, y por haberme demostrado que todo eso no son más que tonterías de ese diablillo torpe que a veces se cuela en nuestros pensamientos, el ego.

Llegué a casa muerta de cansancio, dispuesta a escribir esta historia, y a prepararme esa ensalada tan rica que me estaba esperando.

Las cosas que me pasan en el tren en ocasiones son así de insólitas, no es la primera vez que puedo explicar algo así. En una ocasion, un desconocido me pidió mi número de teléfono para conocerme, decía estar impresionado por mi presencia, pero ¿quién le da su número a alguien que no conoce?. Esa es la pregunta de ese diablillo desconfiado, ese ego que siempre me dice que hay intenciones ocultas en alguien que sin saber quién eres se muestra tan interesado en ti, sin embargo, muchas veces ese ego no tiene razón...
Eva Bailón

lunes, 22 de septiembre de 2014

SI TÚ SUPIERAS


A veces la realidad supera la ficción...


En el trayecto de su vida se encontró con las piedras que cualquiera puede hallar, tal vez no demasiado grandes, no comparadas con lo que otras personas tienen que superar, sin embargo, eso tenía una razón de ser.

Ella no podía resultar demasiado magullada por las circunstancias, dado que la parte de su cometido era poder conservar aquello que traía consigo intacto para poderlo utilizar en su momento adecuado, sin que ninguna impureza lo hubiera contaminado.

Sin embargo, proteger el tesoro que guardaba dentro de sí no fue un trabajo fácil, y aún menos cuando no recordaba qué estaba haciendo allí, cuál era su misión.

Era demasiada carga y muy poca memoria, demasiado dolor y sentimiento de soledad y abandono, demasiada amargura pensando e intentando comprender.

Cuando cerraba sus ojos veía imágenes, recuerdos que, en un principio, la llevaban a ir montando una estructura en su mente para poder reconocerse y hallar fórmulas para alcanzar los objetivos que su alma le iba haciendo saber.

Y en ocasiones, su lágrimas creadas desde el agotamiento, la sensibilidad y el miedo, la vencían y se preguntaba si todo aquello merecía la pena.

- Si tú supieras la verdad - repetía en su mente mientras se decía a sí misma si él, esa persona que entre imágenes y recuerdos había reconocido en su corazón, apreciaría y valoraría todo su esfuerzo, su paciencia, su amor, o si tan sólo pasaría de largo por no haber podido enlazar todas sus piezas del puzzle.

Tal vez estaba loca, tal vez todo era una fantasía, tal como algunos le habían estado diciendo, una fantasía de años y años, una quimera, algo imposible, nada que ver con la realidad global que todos creen.

¿Estaría atrapado él en esa realidad colectiva? ¿Sería capaz de reconocerla y de recordar para qué estaba aquí?

Desgraciadamente ese era su mayor temor, despertarse un día y darse cuenta de que, por más que ella se esforzara, él no despertaría a la verdad y no podría compartir el triunfo del recuerdo.




Lidiar con su raciocinio, tan arraigado en su mente, le había costado un gran sufrimiento, una excusa de su ego para maltratarla, para acusarla de soñadora insulsa, de insignificante, y la había inducido a creer que tal vez debía olvidar todo aquello y rendirse al tipo de vida que se le imponía. 

Sin embargo, su afán de superación la condujo a continuar creyendo en sí misma, por muy loca que pareciera, por muy imposible que fuera lo que ella sabía en su corazón, y, a pesar de sus lágrimas, a pesar del desasosiego, de la larga espera que tuvo que soportar y de la cual tuvo que aprender a través del desapego, del respeto, de la paciencia infinita, la aceptación y del amor incondicional, siguió sus pasos firme, decidida, dispuesta a a dejar que el camino que le marcaba su yo interior, sus guías y aquellos recuerdos que antes de nacer ya llevaba consigo, la llevaran hasta él, aunque él no estuviera preparado para su llegada, aunque él no quisiera estar con ella, aunque él decidiera no amarla.

- Sea como sea, tengo que llegar hasta él, y si no quiere estar conmigo, que sea porque así lo decide, no porque yo haya sido cobarde y no me haya atrevido a alcanzarle -Se decía para alentarse a continuar a pesar de ese miedo terrible a ser rechaza después de todos los años de esfuerzo y superación que había vivido.

Y sus pies heridos, y sus manos ensangrentadas, y sus ojos vencidos, no serían suficiente para que ella se retirara...

Muchas veces quiso hacerlo, muchas veces la sombra del desconsuelo la llevó a pedir ayuda a esos guías, a esa parte del mundo que ella veía y sentía, esa que parecía la locura más grande que habia vivido, a la vez que era lo más increíble y bello.

Y la recibía, señales, pruebas, todo indicaba lo que ella necesitaba saber.

Hasta que un día, su camino se cruzó con el suyo...

¿Qué iba a pasar entonces? ¿Cómo le iba a decir lo que ella había estado sufriendo y cuánto tiempo le había estado esperando, soñando, viviendo?

- Si tú supieras, si de verdad supieras quien soy, todo sería tan distinto... -Le decía en sueños mientras su esperanza se iba desvaneciendo y luego renaciendo y renaciendo.

Aquel día era de esos en los que la añoranza la envovía de una manera inusual, salió a la calle y tras un largo pase, se sentó en un banco, en el parque, para leer un libro, se puso las gafas y antes de proceder a su lectura,  pensó en todo lo que le estaba sucediendo, en cómo los demás se habían burlado de ella, o la habían acusado de bruja, de loca, pero también se acordó de cuántas personas la habían llamado ángel, de cuántas otras la creían, de cuántas otras sabían que ella no mentía, que era todo cierto y que no se estaba equivocando, porque ella había demostrado su valía, ella se había demostrado a sí misma su determinación y su capacidad de ver más alllá, desvelando lo que hay tras la apariencia. 

Todo tenía que ser verdad, todo, así que se dijo:

- Voy a dejar que la vida me sorprenda, me dejaré llevar, lo dejo en manos del universo, si estoy equivocada lo sabré, pero mi corazón nunca miente.

Lo que ocurriera en el futuro sería cosa del futuro, pero en su mente sólo estaba la idea de crear lo mejor para ella, con él, si era posible, o sin él, pero dentro de la felicidad que desde su alma estaba creando para ser ella misma, al completo.

Jamás permitiría que su vida estuviera sujeta al hecho de estar con una persona para poder ser feliz, pero nadie mejor que ella sabía cuánto había sufrido para encontrar a su compañero de alma, y ahora, era muy difícil renunciar a él.

- ¿Renunciar? -se dijo - No, eso tampoco lo voy a hacer, sólo respetaré su decisión, pero no se puede renunciar a amar a alguien, y aún menos a quien ama tu SER, tu alma, porque eso está por encima de mi condición humana.

Comenzó a leer, bajo los árboles, y comenzó a sentir su energía, la de aquel hombre que siempre la había acompañado, su él.

- No te detengas -le dijo- yo sigo aquí, y no te voy a fallar.

Ella sonrió al escucharle, y una lágrima se escapó por la emoción de aquella sensación de amor que la envolvía cuando él aparecía de repente.

- Mientras esté viva, mi amor, estaré aquí también, mientras respire, habrá una oportunidad para nosotros, y cuando ya no esté aquí, de todas formas te amaré, de todas formas seguiré a tu lado, porque esto no depende de mi mente, de mis pensamientos, o de esta vida y esta sociedad, no depende de nada, eso es amor verdadero, es amor de alma, si mi cuerpo se deteriora y fallece, mi alma volará libre y te amará sin estar atada...

Arael Líntley
Eva Bailón

jueves, 18 de septiembre de 2014

CARTA DEL AMOR A UN HOMBRE RESIGNADO

(Dedicado a mis amigos Ana y Pablo, por su cariño, por su comprensión, por compartir conmigo sus anhelos, sus inquietudes y escuchar los míos con tanto amor. Gracias.)






  • Despierta y mírame, ¿ya puedes verme?- Le dice el amor a un hombre que esconde su rostro entre sus manos resignado ante una vida dura e injusta.
  • Sí, puedo presentirte, noto cómo una leve vibración comienza en mi pecho.- Contesta emocionado con lágrimas en los ojos.
  • Pues ahora sólo deja que tu sonrisa te cuente lo que sientes, permite que yo crezca libremente...y lee de nuevo mi carta.

Para el hombre resignado

Querido ser que esperabas en el andén para que yo te hallara, quiero preguntarte algo, quiero decirte tantas cosas...

Hace tiempo que he llegado, y te he visto allí sentado, triste, cabizbajo, preguntándote tantas cosas, divagando, distraído y rezagado de tu vida, renegado de encontrar una buena y hermosa salida donde la felicidad sea compartida.

¿Por qué no me ves?...

Tanto tiempo caminando, tanto tiempo escuchando tu llamada, tanto tiempo sintiendo cómo mis pasos se iban acercando...
Tanto dolor hay en tu pecho que se cerró para siempre la puerta que un día debíamos atravesar unidos, y ahora sé que aunque me tuvieras a tu lado, sería como si no me hubieras hallado...

Te perdiste en tu historia, en tus anhelos, buscando y buscando en lugares donde todo era incierto, donde nada de lo que ansiabas podía nacer porque tu alma sabía que allí no hallarías lo que tu corazón sentía como amor completo...

Y al extraviarte a ti mismo, te perdí, te perdí antes de que mis manos pudieran entregarte la llave para que descubrieras lo que en tu cofre sagrado ocultabas, ese amor tan grande que surgía de lo más profundo de ti, atento, aguardando el mejor momento para florecer contento...

Soy un fantasma ahora, una tormenta que llueve para desgarrarse en rayos que rompen las esperanzas, que tiñen el sol de niebla y añoranza, una sombra rebelde que se desmaya ante tus pies, descalza ya de andar por la senda de tu playa, sedienta pero muerta, entumecida por el desencanto, por descubrirte muerto, vacío, quizá es demasiado para darte mi mano...

¿Y qué hacer si ya no hay tren porque el maquinista decidió dejar de hacer su recorrido?

Dejé mis maletas para alcanzarte rápido, pero esta vez no he sabido detener tu dolor y salvarte de ti mismo, de lo absurdo que es olvidarlo todo para luego tratar de recordarlo...

Si no sabes reconocerme cuando ya estoy a tu lado ¿por qué me has estado invocando?

Hablas de mí y dices que soy lo que une a las personas, que deseas sentirme, que persigues abrazar la calidez de lo que mis brazos de fuego pueden proporcionarte cuando te dejas llevar y me sostienes en tu cuerpo, en tu alma, en todo cuanto puedes llegar a ser.

Soy muchas veces un vago recuerdo, frágil, confuso, pero sabes cuánto te lleno, cuánto vibras cuando te acaricio a través de los dulces besos que calman la sed de empaparte de ese sentimiento al que sin querer negaste por el desengaño y el desasosiego.

Pero ya he llegado, y te estoy diciendo:

  • Mírame, estoy aquí, ¿no te das cuenta?. Apenas soy la semilla enterrada en la tierra y aún no he brotado, pero he llegado, mi querido compañero, acudí a ti, y ya no puedo desaparecer, aunque no puedas verme.

Cuántas veces otras fracciones de mí han anidado en otros corazones y ninguno de sus dueños les han denegado la entrada, y cuántas otras ha sido muy al contrario, y mis otros yoes se han derramado en las lágrimas de de alguno de los implicados...

Negarme es morir, es vaciarse de uno mismo, es perecer en el miedo y en el esperpento absurdo de lo inconexo, de lo perecedero, de lo que era venidero, y olvidar que los seres humanos sin amor no alimentan a su alma y la dejan fallecer ahí dentro...

Por eso insisto, compañero...no quiero ver tu bella esencia convertirse en humo negro...

Si hoy no puedes verme, mañana pruebo de nuevo...
Si hoy estás confuso, mañana seré el sol que te alumbre para darte claridad e impulso...
Si hoy sufres con el recuerdo de la desolación y te confunde el deseo de un anhelado futuro, mañana las estrellas brillarán muy fuertemente para enseñarte el destino de un amor que cambiará para siempre tu rumbo...

Así que, querido compañero de corazón ensombrecido, he llegado al andén para que subas al tren conmigo... soy el amor, soy el amor que ha florecido en tu alma aun sin haberlo percibido, soy el amor que te habla mientras estás dormido, soy el amor que te alcanza porque así lo has merecido, soy el amor que te atrapa para girar las agujas del reloj en otro sentido...

Permítete sentirme, libérate, suelta las ataduras que te apartan de lo que te traigo, deja que resurja, porque en realidad, querido compañero, siempre he estado ahí contigo...
 
Sé ese ángel hermoso que yo veo en ti, y deja brillar a tu ser a través de tu piel, de tu voz, de tu alma y de lo que yo soy, la fuerza de tu corazón...

Firma:

El Amor


Eva Bailón
Derechos de autor

lunes, 15 de septiembre de 2014

EL PODER DEL AMOR

En un susurro que ciega y oculta cualquier otro sentido para que logre alcanzarte, me hablas de un amor sublime que se presenta como el regalo de un corazón que ama libremente cerca de las nubes, lejos de lo mundano, a través de los espacios, universos, cruzando el tiempo, las dimensiones, los diferentes planos que existen en este planeta..
Y lo percibo como el sonido del mar, anidando en mi alma como una gran esperanza, con la certeza de que esa verdad existe en mí, como la respiración vive en mi cuerpo...

La llama que arde y que reluce en mi pecho me indica el camino que mis pies van trazando en la arena. Las olas del mar de esta nueva visita a este rincón tan especial, danzan con mis ojos, que las cuentan para saber cuánto tiempo he estado recorriendo esta playa.

El horizonte anaranjado me enamora una vez más cuando su música celestial me canta y me serena en mis cuentos de amor entrelazados a mi alma sutil, amante de amores, sedienta del beso del sol del alba que se clava en mi mejilla cada mañana.

Nostalgia de rayos dorados que me tiñen de ángel, de nubes blancas que me cosen las alas que siento, de cielos azules que nacen en mi mirada para ser devueltos al océano cuando vuelo por encima de su hermoso reflejo marino, que se diluye en mí, entero, y me convierte en la diosa del punto donde se une la magia de lo físico y lo etéreo.

Mi piel es de luna, de estrella, mis manos de lágrimas de versos de tus poemas perfectos, fabricados con esos susurros que me dibujan tu rostro bello, grabado en mis labios y disuelto en el aire que entra hasta mi cuerpo, para nutrirlo, para cuidarlo, para sostenerlo.

El poder del amor es invencible, es la deidad que nos conduce al infinito, al éxtasis energético, a la pureza más sagrada e intensa, es el sustento por el cual mi elevación me permite este acercamiento...



Y sueño tus pensamientos, siento el deseo de tu alma dentro de cada voz que presiento, veo tus sonrisas en el calor de un mensaje que se hace completo entre mis manos al escribir con la pluma de mi sentimientos.

Soy la llave que abre las puertas del miedo, atravieso la tormenta de rayos fieros, más allá de lo que no entiendo, grácil como la luz de un lucero...

El poder del amor es lo que me impulsa, me mueve, me arrastra hacia tus pasos inciertos, vistiendo la desnudez de la fantasía que promueves en tu intento de atrapar tus anhelos, con mi amor imperecedero...

Como una melodía confusa, me deslizo entre las ondas del viento, viajando hasta tu ventana y colándome en tus momentos, para acariciar tu alma con la respuesta a tus susurros, a tus señales, a tu llamamiento...

  • Aquí estoy, como siempre te prometo, en esencia, como nota de un piano que se muestra melodioso ante tus sentidos, como gota de rocío que se posa en tus ojos y se convierte en la lágrima de amor más intensa que jamás hayas sentido, que se posa suave en tu boca para ser en ti la saliva que te muestre el sabor del amor más verdadero...

Me distraigo en tu lengua para sentir la huella de tu nuevo traje en este mundo tan austero, ruedo luego en tu garganta hasta llegar a tu pecho y estallo en tu música, en tu aroma y en tus latidos, para latir contigo...

Si me llamas acudo sin dudar, tras el susurro de tu alma radiante, con el poder que el amor me otorga sin más, con mis alas atadas para poder volar, con el aspecto del ángel que deseas encontrar, con el atuendo de lo que tu mente desea inventar, mas siendo yo, sin error, pues mi nombre lo hallas en mi vibración, única, mía, de los dos...

Arael Líntley

miércoles, 10 de septiembre de 2014

RENACIMIENTO




Estoy sentada en el suelo, viendo la luna llena, parece como si me hablara, y de hecho siento su conciencia, me observa y desea conversar.

No hacen falta palabras, la comunicación va más allá de lo que conocemos, ni siquiera puedo decir que sea telepática, es algo así como un intercambio energético, una danza entre su conciencia y la mía.

Un montón de pensamientos filosóficos, tal vez, me invaden.

La luna me comprende, me siente, ambas nos unimos y le explico mi historia.

Soy un ser humano, un ser en evolución, en constante transformación, la que fui ayer ya no es la que soy hoy, nadie lo es. El tiempo no existe en mi mundo, es algo así como un espacio rellenado con esquemas organizativos para poder anclarnos o encuadrarnos y poder sostenernos.

Las emociones están sujetas a nuestra percepción de la realidad y a la interpretación que nuestra mente hace de la misma. Son parte de un mecanismo que construye nuestra capacidad de sobrevivir en un mundo material que todavía es muy primitivo, y así, dichas emociones, aún siguen siendo muy rudimentarias.

El ser humano necesita sentirse importante y valorado, y eso en ocasiones le lleva a desear poder, o fama, para obtener halagos, o bien para ser temido y así respetado y obedecido. De ahí que siempre hemos vivido en un sistema jerárquico donde unos pocos podían llegar dominar a una gran multitud. Unos deseando ser admirados, otros necesitando un líder para entender su vida y cediendo así su poder individual por comodidad.

La luna se ilumina más para enviarme un mensaje de amor desde sí misma.

Una lágrima se me escapa al comprender la naturaleza de lo que soy, al darme cuenta de cuánto camino hay para alcanzar la sabiduría que nos conduzca hasta una humanidad consciente y responsable, una humanidad donde el amor pueda mostrarnos todo nuestro potencial más positivo.

No sabemos nada, y cuanto más sabemos, más parece que falta para saber...

El conocimiento es primordial, pero éste proviene de algo llamado SER, algo que usa de traje estos cuerpos humanos para experimentarse a sí mismo en la materia, en una materia con conciencia individual, pero rodeada de un gran inconsciente colectivo, y provista de un inconsciente personal. Debemos, quizás, alcanzar ese inconsciente y hacerlo consciente, debemos tal vez, avanzar dejando atrás lo más primitivo que somos para ser seres más sabios y más amorosos, potenciando todos nuestros aspectos positivos.

La polaridad es inherente a este lugar, todo puede ser blanco o negro, luz o sombra, incluso dentro de nosotros mismos somos eso...

No es que asocie lo primitivo con lo negativo, sin embargo sí lo asocio con la ignorancia, y a ésta con el miedo. No se trata de desacreditar antiguas culturas, muchas de éstas llegaron a iluminarse y convertir lo obsoleto de ellos mismos en algo más elevado y evolucionado, el tiempo no tiene nada que ver con estar dejandose llevar por las emociones y pensamientos basados en lo que yo llamo “una conciencia primaria”, pues el tiempo no existe.

Una conciencia primaria es una conciencia que aún cree que hacer daño a otro no le perjudica a él, es una conciencia que es egoísta, y viene a ser como una célula que comienza a destruir a las otras sin darse cuenta de que si hace eso acabará por matar al organismo que la mantiene con vida.

La luna me sonríe, yo seco mis lágrimas, no comprendo qué hago en un mundo así, pero sí sé que soy una más, una persona más. Soy una célula que habita en un cuerpo llamado Tierra (Kumar), un cuerpo que es un órgano dentro de un sistema de planetas, otros órganos, dentro de una galaxia, que es una parte de un cuerpo que es el universo cuya mente es La Fuente, creadora de ideas, ideas llamadas almas que viajan y viajan, transmitiendo información, que viene y va, en un tiempo que nosotros no podemos percibir, en un “no tiempo”.

  • ¿Dónde queda lo que el hombre ha creado? -me pregunto mirando fíjamente a la luna.


  • Queda en el recuerdo, en la memoria de la Fuente, queda en los registros etéricos del planeta y en los registros etéricos de cada Yo. Todo lo que experimentas lo experimenta aquello a lo que llamas Dios, todo lo que eres, es él, todo lo que ves, es lo que ve él, todo lo que el hombre hace forma parte de la experimentación de él y todo ello le enriquece. La polaridad es parte de lo que existe, luz y sombra conviven para que todo esté en equilibrio, el Uno es el todo y dentro de sí mismo también mantiene de manera ecuánime y fusionadas las polaridades que aquí se perciben tan distantes...

Cierro los ojos, siento la esencia de la luna, sus palabras que no eran en sí mismas palabras, sino esa comunicación que va más allá de mi mente y por tanto de mi comprensión, me tranquilizan, pero necesito más, quiero más, deseo más, tengo sed de conocimientos.

  • No es sed, no es deseo, es aceptación.- Afirma la luna en su lenguaje singular.
  • ¿Aceptación?, no te entiendo, ¿a qué te refieres?
  • A que has aceptado que no eres sólo lo que percibe tu mente, a que has aceptado que en ti hay más potencial, a que has decidido afrontarlo y descubrirte, a que has provocado en ti la reacción en cadena que te llevará a tu autoconocimiento y a la conexión con la sabiduría que desees alcanzar, al aceptarte como algo más de lo que tu sociedad te ha hecho creer que eres.
  • Luna, ¿hacia dónde voy? ¿hacia dónde va el Ser Humano?
  • Hacia un nuevo Renacimiento, el de una nueva Humanidad más consciente de sí misma, con la sabiduría que otorga el amor incondicional, con un futuro fructífero y positivo.

Quiero creer que es verdad y pongo mi mano en mi corazón, está latiendo con fuerza, siento una energía en él enorme, me invade el amor, y de nuevo lloro, pero por la vibración de ese amor. Me siento feliz por volver a sentir esta sensación.



Dentro de mí veo la verdad, mi verdad que sé que comparto con otros, y ella refleja todo lo que soy ahora, aún hay miedo de fallar, aún hay miedo de ser abandonada y rechazada, aún hay el temor intrínseco al ser humano, el de no ser aceptado por la manada y morir, un miedo primitivo.

Pero también hay amor, esperanza, conocimiento, sabiduría, fortaleza y capacidad de superación.

Las emociones más elementales, aquellas que nacieron con el propósito de la supervivencia, están caducando, pero para que ello ocurra debo conseguir que mi cuerpo emocional madure, crezca y deje de ser obsoleto, sólo así se preparará para vivir en un mundo donde ya no hará falta sobrevivir, pues el objetivo primordial será vivir, SER.

Un escalofrío recorre mi cuerpo, esta noche es especialmente fresca, tengo frío. Miro de nuevo a la luna, le hago una reverencia y le regalo una sonrisa.

  • Gracias...

Entro en casa.
Me voy a dormir.

Arael Líntley.

jueves, 4 de septiembre de 2014

VIENTO DE VERANO


Hoy he hablado con el viento, con su alma, y le he dicho que acaricie mi vida como siempre lo ha estado haciendo, que aparte de mí aquello que no me permita avanzar, que me invite a danzar entre sus ráfagas estivales, que me eleve como si fuera una hermosa ave, que me envuelva en él, que me salve...

Y el viento me ha traído músicas melodiosas que me han convertido en bailarina, me ha envuelto en sus regalos arremolinados y vertiginosos para que riera y me sintiera viva, me ha enseñado a planear en mi vuelo y dejarme llevar como una pluma, hacia mi destino, sin miedo...



El viento ha secado mis lágrimas con un soplo de afectuoso silencio, un silencio armonioso de palabras del alma, frases y versos escritos en una sola mirada que en su idioma intangible, inaudible, manifiesta el amor que se oculta en infinitos mares y cielos, universos, lugares que ni siquiera con mi imaginación acierto...
Y soy así el hada de los vientos, el ángel que se desintegra en su trayecto, espíritu de aire que se viste de aromas, de esencias, de notas de luz que se desvanecen en su pensamiento...

Me muevo invisible para buscarme, para hallar la libertad que hay en mí cuando navego en mi mundo insondeable, para no ser emoción, sino amor y así elevarme, y elevarme, y elevarme... y así ser inalcanzable...inalcanzable para lo que me hace vulnerable...

Y en tu susurro, amado viento, soy mi canto más plausible, mi voz más melódica, mi poema más sereno, mas inadvertida como un secreto, imperceptible como lo etéreo, verdadera como lo más cierto... yo convertida en misterio, en sigilo, en sosiego...

Tu poesía vaporosa me cuenta de tu vida, viento, me encuentra, me abraza, me muestra lo que soy reflejada en tus partículas infinitas, me enseña el camino que aún está por recorrerse, la senda que me une conmigo misma, el verso que sigue el himno armónico de mi propia existencia divina.

Aún falta un tiempo para que me aleje definitivamente y abandone este cuerpo en el que habito, pero me ausento de él cuando lo deseo, para liberarme de las cadenas que me aprisionan y volar surcando los límites de los tiempos, dimensiones, planos y conocimientos...

Gracias viento...

Arael Líntley...

martes, 2 de septiembre de 2014

REALIDAD ILUSORIA


Llegó a casa cansada de su jornada laboral, extasiada por el cúmulo de gente que había tenido que atender, deseando irse a dormir.

Salir al "mundo exterior" como ella lo llamaba, se convertía en muchas ocasiones en una odisea, pero sobre todo más aún cuando se enfrentaba a lo que ya sabía.

A cada paso que daba en este mundo, más se daba cuenta que es todo una ilusión, una mentira que nos envuelve, una la realidad que el inconsciente colectivo ha creado...

Caminar en un mundo holográfico, creado por nuestras "mentes inconscientes" a veces le resultaba incómodo y otras extraño...

Se movía entre formas irreales, formadas para tener una plataforma donde existir que la mente humana pudiera comprender.

Y dentro de cada imagen física de cada ser humano había una serie de códigos luminosos que le identificaban, además de diferentes formas corporales energéticas que lo recubrían formando un ser totalmente distinto de lo que sus ojos físicos podían ver.

Ahí radicaba la belleza de cada persona, su verdadera apariencia, su esencia...
Pero vivir conectada a esas imágenes, a ese atisbo que podía percibir de la realidad, no era sencillo, y raras veces optaba por ver más allá, prefería continuar viendo el teatro, la función, sabiendo que todo era eso, interpretación...
Después de todo, ver la materia no era desagradable, lo único que podía convertirse en algo molesto era la confrontación de su realidad con otras realidades demasiado densas, sin embargo, en este presente coexistian diferentes estadios concienciales y eso era algo aceptable, teniendo en cuenta que las etapas de cada uno eran diferentes, las evoluciones de cada uno estaban en puntos muy diversos...
Sabía que el dolor emocional era un espejismo más, una decisión, pero su humanidad no le permitía escoger con la facilidad que deseaba, ahí dentro de su ser humano las emociones eran explosiones que no siempre podía controlar.
Amar, su naturaleza, la de todas las almas, se convertía en algo contaminado de emociones contradictorias con las que se veía enfrentada muy a menudo.
¿Para qué sentir emociones?....
Todo formaba parte del plan, las emociones eran una herramienta más para comprender, para vivir, para evolucionar, para experimentar.

Estaba todavía acostumbrándose a vivir entre dos mundos. Así se sentía, una viajera de dos realidades, la suya y la que la mayoría proyectaba. Tenía que transitar ese lugar irreal para ella, pero muy real para su mente, aún convencida en parte por lo que veían sus ojos.



Después de todo, también era humana, por mucho que pudiera captar otras realidades, otras dimensiones, habitaba dentro de un cuerpo físico, como todos, y no era distinta a los demás, sólo más consciente de sí misma y de lo que la rodeaba.

Así pues, también sufría, también lloraba, también se enfadaba, porque era capaz de sentir, sentir con fuerza, por su extremada sensibilidad, su delicadeza en su forma de amar y de ver a los demás.

Tal vez la intensidad de sus emociones era distinta, más sutil por su gran esfuerzo en conseguir que su cuerpo emocional madurase, era como alcanzar un estado en el que pocas experiencias podían llevarla a conectar con las emociones densas, aquellas como la rabia, la ira, los celos, o el odio, porque su capacidad de comprensión había aumentado y disminuía la capacidad de reacción de esa parte de su ego.

Cuando se hallaba frente a sí misma y sus complejos humanos, sus miedos, su llanto calmaba sus heridas, su necesidad de ser aceptada y amada, y una voz interior, aquella que la ayudaba a seguir evolucionando, le repetía que la primera que debía valorarse a sí misma era ella.


  •      ¿Por qué crees que no mereces ser amada? - Le preguntó la voz de su alma.

  • No es eso lo que creo, sí creo merecer ser amada, pero tal vez no esté a la altura, tal vez los demás no quieran amarme por no ser como ellos quieren que yo sea. La apariencia es importante para muchos y no se enamoran o aman lo que hay dentro de cada uno si no ven primero algo que les atraiga en lo externo.

  • Mi querida humana -le dijo tan dulce como siempre su voz interior- aquellos que te amen por tu apariencia no te estarán amando a ti, estarán amando sólo la imagen que creen ver de ti. Sólo aquellos que te vean por dentro y se enamoren de tu alma te estarán amando de verdad. Sólo aquellos que no vean defectos o virtudes en ti, sino que vean un ser completo y bello por lo que es, te estarán amando a ti desde su alma...Esto funciona así para todos. El amor no es un trato en el que tienes que pasar pruebas para conseguir el premio de ser amado, sino que es algo que es, que está ahí, no tiene que nacer, ya ha nacido porque es inherente a ti, a todas las almas, y sólo las almas despiertas y elevadas pueden amar con esa pureza. Los seres humanos están aprendiendo a amar desde el alma y a manifestar el amor desde ella a través de su naturaleza humana. Pregúntate si tú, como humana, estás preparada para amar así, como lo hace tu alma, si tú puedes eliminar lo que los ojos ven para amar libremente y para permitir que te amen así. Pregúntate a ti misma si lo que sientes en tu corazón puede expandirse sin que temas el rechazo de otros, si podrías amar sin esperar que te acepten y te amen, porque tal vez ese miedo que sientes de no ser amada esté marcado por el miedo que sientes de amar tanto, amar como ama tu alma pero desde tu manifestación más humana. Pregúntate esto: ¿Te asusta amar?




  • Sí. Me asusta amar desde la humana que soy, pero no desde ti, desde mi alma, porque amar desde mi experiencia física es lo que me expone a ser herida, a no ser comprendida, a lidiar con los egos de otros, y a lidiar con mi propio ego. Así que manifestar el amor mostrando mi humanidad, me asusta.

  • Pero sabes que no te puedes esconder del mundo, mi querida humana, no puedes huir de ti misma, ni de lo que eres, y no puedes dejar ese amor que sientes oculto en ti, debes expandirlo, si lo haces serás como un ave extendiendo sus alas para volar en libertad.

  •  Tal vez lo que me asusta en realidad es el mundo ¿qué es el mundo en realidad? -preguntó la mujer con lágrimas en los ojos. 
     
  • Sabes muy bien que lo que importa no es el espejismo que ves, sino lo que hay detrás. Eres capaz de ver lo que hay tras el telón, ama la verdad, la verdadera realidad, ama también el invento, la matrix, porque en ella puedes existir y ser, pero ama consciente, despierta, sabiendo bien lo que amas. Ama la desnudez del alma, ama el disfraz, ama la calma, ama el caos, ama al ser humano por ser humano, ama a quien está en otra realidad más densa, ama a quien está en una realidad más sutil que la tuya, ámalo todo y serás amada por el todo. Todo aquello que emanas vuelve a ti, si eres amor, creas amor y el universo te trae más amor, confía en ti, en tu ser, en lo que eres, no temas ser quien eres, sé quien eres en todo momento, no temas el mundo, sé el mundo. 
     
  • Sí, yo me siento llena de amor, pero todo es tan hostil a veces que me cuesta mantenerme en ese punto de elevación, sobre todo cuando salgo ahí afuera y me enfrento a la multitud, a sus realidades confrontadas con la mía, a sus energías, a sus emociones que se plasman a su alrededor... Puedo sentir todo de eso, es como una presión que me invade.

  • Pues si sientes el amor en ti ya sabrás que el amor es el motor del cambio, es la verdadera naturaleza del alma, es lo que te impulsa a evolucionar y a ser la mejor versión de ti misma, es lo que te permite inspirarte, ser creativa, ayudar a otros, dar y compartir...Sin amor serías como un ser humano sin alma. Si estás siempre conectada a ese amor que hay en ti, no te sentirás invadida por nada, sino que tú estarás expandiendo tu conciencia, tu amor, lo que tú eres, hacia los demás. Tendrás que aprender a moverte por la matrix siendo tú misma, sin temores que te desconecten de ti, sólo es cuestión de práctica.

  • El mundo es una ilusión, es como vivir dentro de un sueño sabiendo que estoy soñando, y que no puedo salir de ahí.- Afirmó la chica sintiendo la dificultad de enfrentarse a ello.

  • Pero puedes transformarlo, has venido a vivir y a experimentar en un lugar que es un sueño, una ilusión, pero eso te permite molderate y molderala, crear tu realidad.

  • ¿Y qué me dices de los pactos entre almas? ¿Son reales?

  • Sí, pero provienen de la realidad fuera del sueño que estáis viviendo los humanos.

  • Dime una cosa, muchos preguntan por su complemento divino, ¿existe algo así de verdad, o es sólo parte de la ilusión?

  • Existe, pero no todas las conciencias tienen complemento. Las almas sí, y también algunos espíritus o seres elevados de otras dimensiones.

Se estiró en el sofá pensativa, recordando cada palabra que su alma le había dicho, sintiendo que aún tenía muchas preguntas por hacerle, pero el sueño era muy intenso y no lograba mantener los ojos abiertos. Era demasiada información para procesar, su mente estaba colapsada. Sentir la realidad como un holograma, saber que existen otros universos, conocer el mundo desde la perspectiva de otro nivel de consciencia que despertaba en ella cada vez más, reconocer y recordar sin saber cómo que hay muchas conciencias y niveles diferentes y por consiguiente muchas realidades conviviendo... Era mucho para integrar...

Se quedó con una pregunta más que formuló a su alma, esperando ansiosa la respuesta.

  • ¿Es cierto que algunos han venido aquí con su complemento divino para unirse y cumplir un pacto o misión para ayudar al planeta y a la humanidad en el cambio frecuencial y la evolución que se está dando?

  • Sí, es cierto, porque el anclaje de luz es más fuerte y porque las nuevas uniones determinarán los primeros cambios de paradigma en cuanto a las relaciones amorosas y espirituales entre los seres humanos. Nadie se emparejará en el futuro con alguien que energéticamente no sea compatible, al contrario, las uniones se darán por afinidad álmica y energética, así pues, cada uno se unirá a su complemento divino, sea en el nivel que sea.

  • ¿Yo estoy dentro de ese grupo de personas que tienen que unirse a su complemento?

  • Sí.

Se cerraron sus ojos escuchando el sí en la lejanía y volvió a preguntar.

  • ¿Dónde está mi alma gemela? ¿por qué no está aquí conmigo? ¿por qué me dejó sola?

Se durmió esperando la respuesta, calmada, tranquila, mientras en su mente todas esas nuevas ideas se iban integrando lentamente, como si las piezas de un rompecabezas estuvieran posicionándose una a una en su cerebro, expandiendo así aún más su nivel de conciencia....

Un día más se dormía llena de preguntas, preguntas que ya tenían respuesta, preguntas que sólo tenía que dejar de hacerse, porque las respuestas estaban todas dentro de sí misma y que se susurraban en sueños mientras su descanso se apoderaba de ella...

"Tu alma gemela está en ti, nunca te dejó sola, encuéntrala ahí y luego la hallarás en el otro ser humano que la alberga y que te alberga a ti"

Arael Líntley...