SECCIONES - TÍTULOS

Los relatos del blog están divididos en varios títulos genéricos que son "Reflexiones", donde hallaréis escritos espirituales y reflexivos, "Una mirada al Alma" donde podréis leer historias muy profundas de crecimiento personal, del alma, "El Romántico Obsoleto", que cuenta con relatos de humor, irónicos, historias de la vida cotidiana del ser humano, "Diálogos", que son como la palabra dice, conversaciones que suelen ser muy profundas y espirituales, y por último he publicado tres capítulos de una de las novelas en las que estoy trabajando "Alma Cristalina". Disfrutad con todos ellos y compartidlos si os animáis a hacerlo para ayudarme a difundirlos.

Gracias por leerme, bendiciones a todos.

domingo, 30 de marzo de 2014

TUTTO NON E NIENTE...





En ocasiones me llegan bellas melodías a las manos como por arte de magia...

Algunas, como esta, en forma de mensaje, otras sólo por el deleite de mi alma, otras por el grato descubrimiento de la misma, un descubrimiento que me vuelve a demostrar la verdadera esencia de seres maravillosos que muestran su gran don, la creatividad o el arte de voces, músicas, escritos, pinturas, fotografías...

La almas, las personas que permiten que éstas se muestren, me sorprenden y me inspiran, me alegran el corazón, me hacen vibrar y me ayudan a creer más en mí misma...

Si hay algo que he aprendido es que hay que consentir que el alma hable, ser valiente y dejar que se exprese en todo su esplendor, transmitiendo lo que hay en ella, el amor, la luz, la belleza, la inspiración, el dolor, todo, porque todo ello nos impulsa a ser creadores de verdaderas obras de arte...el arte de dar sin esperar nada a cambio...el arte de amar desde lo más profundo de uno mismo, amar la vida, amar lo que somos, amar el sentimiento que un ser humano puede experimentar, amar cada vida, cada historia, cada voz, cada espíritu, cada poema, cada relato, cada decisión, cada camino...todo, amarlo todo, comprenderlo todo, sin juicios...

Y mi alma grita, grita muy fuerte que está viva, que ama, que es libre, que nada la ata...que tengo el valor de vivir a pesar de que a veces sea difícil...

No soy un alma que se rinda ante los obstáculos, aunque desfallezca, aunque pueda sentir la punzante desazón del desprecio, o de la indiferencia, o incluso pueda experimentar lo que significa llevar el peso que no me corresponde llevar y verme obligada a tomar la decisión de no hacerlo más... pero sí soy respetuosa con los procesos humanos, con sus aprendizajes, por eso, cuando un camino se cierra, doy mi siguiente paso a través de otra senda, sabiendo que, seguramente, también me llevará al mismo lugar hacia donde deseaba dirigirme, o hacia mi sino me conduzca...

No me doy por vencida, pero sí que respeto también mi propio ser, amo a mi ser, por esa razón, por mi valor hacia mí misma, transito los caminos segura de mí misma, aunque tropiece, aunque me equivoque, y al levantarme...miro hacia delante, descanso y continuo...

Amarse a uno mismo es respetarse, amar a los demás y respetarles, permitir que los destinos se encuentren cuando sea el momento adecuado, cuando todo lo que está escrito en algún lugar, aquellos pactos divinos entre almas, deban cumplirse, siempre y cuando realmente así se desee...

En mi alma existe un fuerte impulso de darlo todo de sí misma a todos, pero ese todo es nada comparado con lo que puede ofrecer cuando lo más profundo se abre paso ante lo que anhela, porque el deseo y el amor que se esconde tras las barreras del temor a que lo complicado del ser humano la hiera, temor de que lo difícil me demuestre que el amor no es suficiente, temor a que lo terrenal pase por encima del amor más puro y elevado, es mucho mayor, infinito y eterno... 

Dar es maravilloso...pero cuando el ego interfiere puede crear mucho sufrimiento, cuando esperas respuestas, cuando esperas amor, cuando deseas que otros te den lo mismo que das...

Eso sólo causa desesperación, tristeza y pone freno a nuestra evolución...
Sin embargo, a veces pienso en el tipo de amor que siente el alma, amor sin condición, y me doy cuenta de que amar incondicionalmente es mucho más sencillo cuando se hace en la distancia, aun sintiendo el gran anhelo de tocar lo intangible, y el refugio en uno mismo, en lo bello que hay en tu corazón, para entregarlo con fuerza, enviando lo mejor de ti a aquellos a los que amas, sin esperar nada porque has superado las barreras de la materia y has comprendido que de humano a humano es tan sumamente complejo darse de esa manera, darse sin desear un gesto de gratitud, una caricia tierna, o el regalo de una canción hermosa que te llene de alegría e ilusión...un poema que te de todas las respuestas a las preguntas que tu mente crea para confundirte...

Siendo humana no puedo liberarme de mi mente, de mis pensamientos, así que cada día debo trascender todo lo que mi ego inventa, todo lo que construye, murallas para protegerse, para alejarme de los sueños de mi verdadera esencia. Así que me repito que, a pesar de no ver nada claro en estos momentos, no me negaré la oportunidad de estar frente a lo que mi corazón me está mostrando, no me negaré a atravesar las sombras, pero lo haré despacio...para no equivocarme, para alcanzar la pureza del amor más sagrado, sin la contaminación de los egos...


A las almas puras que están en este lugar les diría...amaos y amar...sólo eso...


Arael....

jueves, 27 de marzo de 2014

FRÁGIL

Frágil...
como la suave y aterciopelada caricia del pétalo de la rosa que nunca te pude regalar...

Frágil...
como el beso tierno que se perdió en el suspiro del ayer ensoñado, del mañana creado en la memoria del tiempo recordado...

Frágil...
como mis manos cuando te rozan eternas cuando lloras ausente de ti mismo, a punto de estallar, muerto en tus desilusiones, renacido de entre las cenizas de tus principios y tus finales...

Frágil...
como el calor de mi alma que te arrulla en cada centímetro de tu cuerpo, en cada dolor, en cada miedo que te ha atrapado, para amarte en tus silencios, en tus entregas, en tus secretos...

Frágil...
como las notas de mi piano, cuando toco la melodía de mi corazón ardiente de la llama que se enciende, y te alcanza, aunque no lo sepas todavía, aunque no la sientas, pues no quema, sólo abraza tu mirada hasta tocar con simplicidad tu alma...

Frágil...
como el destello que se me escapa cuando te observo, mientras no te das cuenta, en tu vida diaria, mientras yo desplego mis alas para volar a tu lado, para cuidarte, para saber que estás feliz en algún sitio, sin desistir en esta estancia descansando en la demora, en el anhelo de que el destino nos permita coincidir y reencontrarnos...

Frágil...
como mi alma, que como el cristal se está quebrando cuando tu ausencia se viste de indolencia en mi interior, y el pensamiento se convierte en invasor con sus torpezas, sus escuetas sugerencias hirientes e inoportunas...

Frágil...
entre tus brazos, frágil como un ángel enamorada de un diablo, luz y sombra que se unen en un abrazo...

Arael...


Doy las gracias a Roger Subirana, por su música, por inspirarme con ella, por esta pieza tan bella... FRAGILE...





HUMANA Y ALMA

ALMA:

Sentada en un pedazo de cielo, pienso y recuerdo mi vida como humana, en lo difícil que fue aquel espacio ínfimo de tiempo en el que viví en el planeta Tierra junto a otras almas encarnadas.
No se me olvida cómo te buscaba, cómo te sentía en mi corazón, así como si dentro de mí hubiera algún tipo de dispositivo que te localizara, y de hecho, lo había, te percibía, te podía ver, porque no estábamos separados realmente ¿recuerdas?
Tú andabas tan perdido buscando y yo tan desesperada esperándote, era todo tan complicado, y a la vez hubiera sido tan sencillo si los velos del olvido no hubieran impedido nuestro reencuentro, nuestro reconocimiento mutuo.
Pero aquellos seres humanos no éramos nosotros, no, sólo eran una porción de lo que somos en verdad, una nimia fracción de lo que ciertamente somos los dos.

Aún siento el eco de mis lamentos al hallarte, al mirarte de lejos y sentir la indiferencia causada por tu amnesia de quién eras, más allá de lo que quisiste ser como persona, como hombre humano.

Y en la confusión, ambos nos dimos la vuelta, por miedo, por dolor, por desasosiego...

Aunque los finales allí abajo a veces son imprevisibles, y lo que ocurrió finalmente fueron un sinfín de resultados a la vez, un abanico de posibilidades que se transformaron en una hermosa fusión que no sé si se dio o no, porque depende de si lo observo desde aquí arriba, o lo recuerdo con la percepción de quien era en aquel pequeño receptáculo de mujer humana.



Ahora, este ser que soy, esta mente desencarnada, te contempla enamorada, y rememora las sensaciones vividas y experimentadas, para asumirlas, procesarlas y valorarlas....

Ahora, este ser que soy, abrazada entera a tu ser, entregada, sin ausencia, sin dolor, sin la presencia humana, puedo discernir mis confusiones, mis temores, mis anhelos, mi desconsuelo por la mentira que representa la matrix donde nos movíamos ajenos a lo que éramos, ajenos a la proximidad que nos separaba, ajenos a lo que nos unía, creyendo estar tan lejos el uno del otro, incluso cuando ya estábamos tan sumamente cercanos...

Pero las mentes humanas no comprenden, se aturden y enredan en sus laberintos, y se pierden en el sufrimiento. Si hubiéramos conocido la manera de tocarnos el alma desde el alma, hubiéramos comprendido que no era necesario pensar tanto, sino sentirlo, pero ese olvido que nos ciega puede ser el responsable de que sólo logremos ver lo que se ve a través del velo tupido que nos cubre el corazón, el alma, los sentidos más profundos de nuestra esencia más pura, y la desazón por lo vivido como ser humano de alma sensible y hermosa, puede llevarnos a vivir en la apariencia de lo que no deseamos ser, pero en ello nos convertimos.

HUMANA:

El tiempo pasa, se mueve ante mis ojos mientras yo intento atraparlo para que no se me escape la oportunidad de ver tu mirada clavada en la mía, como siempre he esperado, como siempre he deseado.

El tiempo pasa y sé que cada día estás más lejos, más cerca, más confuso en mi mente que se mantiene entre las dudas.

Y observando los coches pasar ante mí mientras aguardo a que el semáforo me de permiso para cruzar la calle, parece que de pronto todo se quede en el aire colgado, como mi vida, que parece estar en pausa mientras todo ocurre a mi alrededor rápidamente.



Bajo mi mirada y una lágrima se me desmaya al recordar que este regalo de la vida tiene fecha de caducidad y que cuanto más te espero, más tiempo transcurre, cuanto más te busco, menos tiempo me queda para hallarte.

En ocasiones desearía poder cerrar los ojos y al abrirlos ser capaz de ver dentro de cada ser humano, para lograr reconocerte, para poderte sentir con tanta claridad en una sola mirada que no hubiera lugar a dudas de que eres tú quien está ahí, frente a mí...

Sin embargo, en lugar de eso, debo darte la oportunidad de desnudarte de lo que no eres para poderte ver en tu esencia completa, y así, no sentir ni miedo, ni dudas, saber que no me equivoco, que estás despierto, con tu mirada reconociéndo la mía.

Por ahora, alma mía, sólo puedo respetar tu camino y continuar el mío... Hasta que algún día, en algún lugar, en algún tiempo, nos volvamos a encontrar fuera de estos cuerpos, para dejar de escondernos tras los egos, tras las apariencias y los misterios, tras los juegos absurdos del reconocimiento...”

Arael

miércoles, 26 de marzo de 2014

PENSAR EN TI ES OLVIDARME



Es como soltar amarras, como nadar en velos de suspiros convencidos de la vida, del amor, del delirio...

Pensar en ti es naufragar en el abismo de lo hermoso, de lo bello, en el océano de lo profundo, de lo eterno, en la victoria del más absoluto y obsesionado recuerdo...

Pensar en ti es emerger de nuevo, descolocar la realidad entre mis versos, desperezar mi coraza y ser un gesto, un gesto que sonríe ante tus miedos, y que espera para que tu disfraz caiga por su propio peso...

Pensar en ti es explotar en el vacío de mis temores, de mis besos que como alas se elevan tras tu vida oculta, tu vida atrapada en los errores del deseo, amando y desamando, armando y desarmando el puzzle de los equióvocos de lo más complejo...

Pensar en ti es desflorecer cuando florezco, y ser la flor más pura dentro de lo que no comprendo, de lo que se me escapa cuando más te pienso, de lo que me reclamo a mí misma al saberme perdida en el olvido de este bosque inmenso, tu arboleda de huidas, de batallas o guerras en este mundo imperfecto...



Pensar en ti es desmayarme en lo incierto, esquivando las balas de tu dolor y tu esperpento, desbebiendo las gotas de amor que intoxican mi corazón sediento, lo contaminan de tu amanecer sereno...

Pensar en ti es lo que no entiendo...

Asomarme en tus pupilas desde mi alma cuando te siento, desear no ser nunca más ya este cuerpo, desatarme de las cadenas de lo que no soy, de lo que no tengo, para serte, para serte, para ser tú en tu corazón y sumergirme en tus anhelos, despertando en ti la gran verdad que no ves mientras estás durmiendo, y al resurgir tu genuino mirar, tu verdadero ser se abra camino para no abandonarte más en este lugar amnésico en el que estás perdido...

Pensar en ti, es no ser yo, es estar muriendo en mi universo, es luchar para no permitir que tú sigas sufriendo... aunque tal vez, pensar en ti me esté mintiendo...

Arael...

sábado, 15 de marzo de 2014

UNA HISTORIA MÁS


Mi querido amigo, mi querida amiga, alma compañera de un camino solitario, quería hoy explicarte un cuento, un relato que me parecía que tenía que compartir contigo...
La historia no es mía, es una de tantas que aparecen y se cruzan entre otras historias, pero se trata de una vivencia de un personaje que roza mi alma, tal vez porque me importa, aunque todas esas experiencias que me explican son especiales para mí, porque todas llegan hasta mi puerta por algún motivo, y todas me enseñan algo nuevo, algo que seguramente necesitaba aprender en ese momento.
Por esa razón, de antemano, agradezco a todos los que confían en mí y me cuentan sus inquietudes, sus miedos, sus anhelos y sus sueños... Y ahora doy paso a la historia de alguien que me escribió en su momento su experiencia, el inicio de su camino hacia su Ser, un camino que comenzó en el momento en el que alguien apareció en su vida para ayudarle, para guiarle, sin esperarlo, alguien que al final resultó ser mucho más que un alguien.

Esta historia comienza con un hombre, sí un hombre cualquiera, que se mueve en este juego de la vida, como todos, y se disfraza con el atuendo de las fieras para defenderse de las demás, para sobrevivir. Ese hombre era un ser sensible, pero poco a poco, este duro juego, este lugar tan hostil, le enseñó que transitar por la selva de piedra era peligroso, y un buen día, mirándose al espejo se dio cuenta de que se le había endurecido el corazón, se dio cuenta de que había olvidado amar, amarse, aunque lo intentaba con ahínco, y deberas lo deseaba con tesón, pero cada vez que creía que tal vez había algún ser humano capaz de amar puramente, de verdad, con total entrega, cada vez que él se adentraba en sí mismo y luchaba por sentir ese amor que tanto anhelaba, se percataba de que no lo lograba del todo, y eso le defraudaba.

Muchas veces solía pensar que los demás tenían buena parte de la culpa, porque no se entregaban como él, porque no eran como él, y volcaba su rabia y su dolor hacia otros, creyendo que no le comprendían, o que no le amaban como merecía, o que no arriesgaban tanto como él. Así que, poco a poco, fue l levantando un muro grueso e inquebrantable, una muralla que nadie lograría atravesar, ni para bien, ni para mal.

Pero esto fue una decisión demasiado drástica. Su sensibilidad, esa flor hermosa que estaba sepultada por sus miedos, por su dolor, e incluso por esa gran búsqueda de su alma por hallarse a sí misma y a su otra mitad, no lograba expresarse, no emergía nunca hacia el exterior, porque él mismo obstaculizaba a su verdadera esencia, la atrapaba, la encarcelaba, la sometía. Y así, sometido por sí mismo, se dividió en dos hombres diferentes. Uno de ellos, fuerte, seductor, de corazón frío, analítico y controlador, seguro de sí mismo, un gran personaje de novela, con un magnetismo especial que no provenía de él, sino del otro yo que había oculto, deseando liberarse y amar y amar y amar...
El otro, un niño aprendiendo a conocerse, a saberse, guiado por su alma, por su intución, por su verdadera capacidad de amar y de sentir, escondido tras un telón, tras la sublime interpretación de su coraza.

Y entre estos dos hombres tan opuestos y en continua lucha, su alma se quedó atrapada en un laberinto creado por su mente, un lugar sombrío donde todo se transformó en un bucle de experiencias repetitivas, donde todo era siempre lo mismo, donde lo que parecía una salida de repente era una puerta que le conducía a otra puerta más, que le conducía a otra puerta más...

Y ambos hombres buscaban lo mismo, ambos hombres se aventuraron en el viaje de la vida, en una búsqueda de algo que parecía tan solo una utopía, y en ese intento de hallar ese tesoro que le devolviera la libertad a su alma, ese intento de que ambos hombres pudieran volver a ser uno, o aún mejor, ese deseo profundo de poder ser sólo ese niño que crece en amor y en libertad total, un colapso le paralizó y le hizo descansar, pensar, sentirse, y comenzar a replantearse su vida y su destino.

Si algo tenía que cambiar en su camino, si de veras deseaba que todo fuera diferente, debía olvidar por fin el laberinto, la muralla, el miedo, y buscar su verdad dentro de él...

Así que ¿qué debía hacer?... Ya nada parecía tener sentido, todo parecía absurdo, todos los caminos le habían llevado al mismo punto, al mismo lugar, y siempre habían sido decepcionantes.

Aquella mañana, ese hombre cualquiera, ese hombre de costumbres que era cuando se enfrentaba al mundo, e imprevisible y voraz cuando buscaba satisfacer su ansia de sentir lo que hacía tanto tiempo no sentía tras encerrar a su alma en el laberinto de dudas, fue a tomar ese primer café matutino a ese bar donde siempre iba. Como siempre, pidió su café solo, bien caliente, y se sentó en una mesa a hojear el diario. Le gustaba quedarse diez minutos allí, disfrutar de ese momento que para él era lo más parecido a un hecho entrañable dentro de su ocupada vida, antes de comenzar su jornada laboral.

La camarera, una joven que siempre le observaba cautivada por su verdadera esencia, se acercó a él ese día movida por algún extraño sentimiento de su alma. La verdad es que aquel hombre, aun en su disfraz de hombre de negocios triunfador, e interpretando el personaje que le ayudaba a moverse en la sociedad que tanto detestaba, vestido de la misma falsedad que tanto despreciaba en los demás, siempre desprendía parte de esa luz que había en su interior, una luz que traspasaba los muros que él había contruido conquistando a quienes le conocían, por poco que fuera, seduciendo a las mujeres que deseaba, amando sin amar, buscando sin buscar, viviendo sin vivir.

  • Hola-le dijo ella con su sonrisa habitual- ¿qué tal el café de hoy?
  • Muy bien, bueno, como siempre -contestó amablemente.
  • ¿Sabes? Cada día que vienes te observo y me doy cuenta de que pides tu café, buscas la misma mesa de siempre, te sientas y lees el diario, estás aquí unos minutos, y luego te vas...
  • Sí, así es la vida, rutina- contestó él a punto de marcharse.
  • ¿Puedo decirte una cosa?- preguntó ella con gran afán de que él contestará que sí.
  • Por supuesto, dime.
  • Verás, creo que no eres feliz, creo que sufres, creo que te ocultas bajo una apariencia hermosa y fríbola, pero creo que debes tomar una decisión en tu vida. Sé que te parecerá muy extraño que te diga esto, pero siento que debo hacerlo. Creo que si no quieres que la vida sea siempre como esta rutina que repites cada día, si deseas hallar algo diferente, si deseas que la vida te sorprenda, debes dejar de tomar café y de leer las noticias cada día a la misma hora, dejar de ir a buscar siempre lo mismo, darle la vuelta a tu vida totalmente. Cambia todo lo que te rodea, tus amistades, tu trabajo, tu enfoque de la vida, todo...
    Sólo así llegarán situaciones nuevas a tu vida, personas diferentes, relaciones distintas. Pero además, tal vez deberías dejar de ser el personaje que interpretas y ser tú, porque desde mi barra del bar puedo ver el alma que escondes ahí dentro, un alma que grita fuerte que desea salir al exterior, amar, amar de verdad, y dejar de jugar a amar...
  • ¡Vaya! Vas al grano ¿eh? ¿Cómo sabes todo eso de mí si no me conoces? ¿Por qué crees que soy así?
  • Porque no eres la primera alma que percibo sufriendo por estar encerrada y oculta. Tuve un novio hace un tiempo, era como tú, por dentro un bohemio, por fuera un hombre austero, que fingía que era feliz trabajando para su padre en su despacho de abogados. Dentro de él existían el artista y el letrado, y luchaban ferozmente por controlar su vida, mientras su alma lloraba ahogada en una guerra que sólo le hacía daño a él. Yo fui una víctima más en su historia, un intento del bohemio por emerger.
  • Y ¿qué pasó con esa relación?
  • Ay amigo, él era pintor, un buen pintor, yo era su mejor modelo, no por mi cuerpo, o mi rostro, sino porque me amaba, de alguna forma, era su musa, a su manera me amaba, y le apasionaba verme desnuda en sus cuadros, verdaderas obras de arte que yo adoraba, al igual que a él. Pero su lucha interna le destruía y me arrastraba a mí con él.
  • ¿Le abandonaste?
  • Sí, cientos de veces, y él a mí otras cien más, pero siempre nos unía algo más allá de nuestra comprensión. Con el tiempo me di cuenta de que, hasta que él no liberase por completo a su alma y se conectara con su Ser, no lograría trascender todo su dolor. Así que me aparté para que pudiera crecer y avanzar, entendí que yo no era su gran amor, que era un escalón más para que él pudiera encontrarse a sí mismo, y entendí que tampoco le amaba, pero sí le deseaba, le deseaba con tanta fuerza que no reconocía que me perdía en él, y no lograba salir de su vida. Quedé atrapada en el encanto de su alma pura que tanta ayuda necesitaba.
  • ¿Y qué fue de él?



    Ella comenzó a reirse con ese aire juvenil y fresco que la caracterizaba, se acercó más a su rostro con una mirada interesante, y con su voz dulce y suave le contestó su pregunta.

  • Pues, la verdad, logró lo que deseaba, dejó de trabajar para su padre, buscó la manera de vivir de su arte, y montó una academia para enseñar a pintar a niños y adultos. No cobraba tanto dinero, ni su vida era tan ostentosa, pero era feliz. Conoció a una mujer, otra alma como la suya, bohemia, pero libre, había sido maestra, fue ella quien le impulsó a crear juntos la academia, y ella le ayudó con su amor a conectar con su Ser verdadero, permitiendo así liberar a su alma de su prisión, mostrándole otra forma de amar, algo diferente.
  • ¿Y tú no te sientes mal por no haber podido ser tú quien le ayudara?
  • No, mi querido amigo, no, porque yo fui imprescindible en su vida para que él hallara a su alma gemela.
  • ¿Alma gemela? ¿De veras crees en esas historias para niños?
  • Sí, así es, porque soy una niña, un ser puro, aunque me veas vestida de camarera yo sé que estoy interpretando mi papel cada día, sirviendo café, sin embargo, en cada alma perdida que encuentro en este pequeño bar, intento poner la semilla del amor, para poder liberar tantas almas puras como pueda, para llenar el mundo de luz, de amor, de arte, de flores, de fragancias de espíritus libres en cuerpos libres, conscientes de quienes son, sin dolor, sin tortura...
  • Eres...extraña.
  • Lo sé, puedo parecerlo, pero recuerda una cosa, las apariencias engañan, mírate, así, a simple vista, cualquiera pensaría que eres un hombre banal, superficial, frío, y sin embargo, en tu interior se esconde otro bohemio que lucha contra el empresario serio y responsable que maneja tu vida.
  • Aquel hombre, el pintor, saltó al vacío y su vida se transformó en algo que él estaba buscando, pero yo ya estoy muy cansado para hacer eso.
  • Nunca es tarde, ves a casa, quítate esa ropa seria, tu traje caro, tu corbata, tu camisa, y ponte la ropa que realmente te gusta, esa que guardas para tus momentos contigo mismo, esa que te ayuda a conectar con tu verdadera esencia. Luego, mírate en el espejo y hazte el firme propósito de ser ese hombre que ves, el hombre que tu alma desea que seas, y luego, te vuelves a poner la ropa de hombre superficial, pero sólo la ropa.
  • ¿Qué quieres decir? ¡qué tontería!
  • No me has entendido, desnúdate de ese hombre que no eres, vístete de ti, sé tú en todas partes y deja de atraer a tu vida lo que no deseas...
    ¿Qué deseas en tu vida?
  • En realidad, desearía que también existiera un alma gemela para mí, alguien que me amara de verdad y que despertara en mí el amor de verdad.
  • Y ¿por qué no pides y emanas eso mismo que anhelas en lugar de atraer sólo la banalidad?
  • Tengo miedo de equivocarme.
  • Sólo te equivocarás si no cambias, si no dejas de ser incoherente contigo mismo. Deseas amor, pero no lo das, no te permites amar, deseas que te amen, pero sólo buscas pasión para no comprometerte, ¿he acertado?
  • No, no es así, yo estoy abierto a amar.
  • No, amigo mío, no es cierto, tu alma está abierta a amar, pero tu alma está atrapada en tus miedos, el bohemio desea amar pero no desea el compromiso y el empresario sólo desea el éxito, incluso con las mujeres. Tu alma ama, ya ama, por eso está abierta a amar, pero ama incondicionalmente, ama y no le importa comprometerse, ama y no tiene miedo de no ser correspondida, ama y arriesga de verdad, no busca el amor en lo sencillo, ni en lo complicado, ni le pone nombre, ni lo sentencia, sólo ama, se deja llevar y cuando siente que se ha enamorado de verdad, cuando reconoce algo especial en otra alma, cuando ama profundamente a esa otra alma, se entrega sin reservas, se entrega sin importarle nada, no hay barreras, ni obstáculos, ni nada que demostrar, sólo hay amor, nada más, y te diré algo más, ni siquiera le importa el sexo a tu alma, porque ella sólo desea la fusión, el contacto con la otra mitad en una compenetración sublime, delicada, que trasciende el deseo carnal.
  • ¿Quieres decir que puedo enamorarme de una mujer que no me atraiga sexualmente? Eso sería raro.
  • No, no es eso, quiero decir que no te importará eso, quiero decir que cuando aparezca tu alma gemela, no desearás estar con ella para seducirla, para llevarla a la cama, para tener una vida en pareja, o para tener una relación de encuentros fortuitos, sino que desearás darle todo de ti, desnudar tu corazón, tu alma, todo tú serás entrega total y no te importará de qué manera hacerlo, tal vez lo harás con una palabra, con una flor, con un beso, porque una sola caricia de tu alma gemela te llenará tanto que no buscarás satisfacer tus impulsos, tus instintos más primitivos desaparecerán y renacerás como un nuevo ser humano.
  • Amiga, creo que eso que explicas no existe en este mundo.
  • De ti depende que sí exista, créeme, sé muy bien lo que te digo.
  • ¿Tú has encontrado a tu alma gemela?
  • No exactamente.
  • ¿Qué quieres decir con eso?
  • Esa es una historia que otro día te contaré, cuando pueda hablar con tu verdadero yo, cuando tu atuendo seas tú mismo, cuando tu alma quede liberada, hasta entonces no podrás entender mi historia, no la podrás sentir en tu corazón y no la podrás creer.
  • A estas alturas ya nada me sorprendería.
  • Tal vez, pero no es mi intención sorprenderte, para nada, sólo deseo ayudarte a ser libre, mi historia no tiene ninguna importancia ahora mismo.
  • Pero en tu mirada veo tristeza, tampoco eres feliz, ¿verdad?
  • Hagamos un trato, te contaré mi historia, te lo prometo, pero lo haré si comienzas a hacerte caso, a escucharte de verdad.
  • No puedo comprometerme a eso.
  • Está bien, es lógico. Entonces, vuelve a este bar cada día, tómate tu café, yo haré como si nunca hubiéramos hablado y te atenderé con la misma amabilidad de siempre. Cuando te sientas preparado, aquí estaré para ver nacer a tu yo más puro y verdadero, sólo entonces, si aún lo deseas, te explicaré mi historia.
  • Me parece bien, ha sido interesante hablar contigo, gracias por todo, hoy empiezo el día diferente, y ¿sabes una cosa?, me gusta.

Esta historia, mi querido amigo, mi querida amiga, nos describe a todos, sí, a todos. Todos y cada uno de nosotros somos ese hombre, todos somos como él, todos disfrazamos nuestra verdadera esencia con el traje que la sociedad, junto con la educación y la cultura heredadas, confecciona expresamente para que encajemos, para que seamos el producto que hace que el motor que nos ha estado moviendo durante todos estos años continue funcionando. Su dictadura inconsciente nos entierra en personajes vestidos de personajes, actores que olvidan que han venido a vivir y se entregan a una mentira, cada cual a la suya propia, a su historia inventada, a su vida no vivida. El amor no es un momento de pasión y de placer, el amor es el motor que mueve nuestras almas, almas que sufren porque no pueden volar libres y quedan atrapadas en cuerpos robotizados, esclavizados, que no hallan el amor verdadero porque éste ha sido bautizado como irreal y utópico, el amor es lo que nos une a todos, a todos... Y el amor en pareja es la máxima expresión de la divinidad manifestada a través de los dos opuestos que se complementan energéticamente, es la unión del ying y el yang, de la luz y la sombra, del bien y del mal, de la dualidad que nos doblega y nos confunde...

Pero antes de alcanzar la cumbre, hay que ascenderla, y no es fácil, se necesita mucho corage para adentrarse en el camino interior, permitir que tu alma seas tú manifestado en un humano, y amar desnudo ante este mundo de fieras que tienen tanto miedo al amor, a pesar de todo, de tus propios miedos por caerte, continuas, llores o rías, continuas, te amen o no, continuas, amando, siempre dando, hasta alcanzar el cielo con tus manos...

Arael...


CRECIENDO

Cada vez que me caigo, me levanto, limpio mis heridas y mis lágrimas y continuo caminando...
A veces, volar demasiado alto es maravilloso, pero si desciendes bruscamente, el dolor que experimentas puede partirte el corazón, el alma, todo lo que tú crees puede despedazarse, puedes morir en ti, morir en ti...

Yo he muerto muchas veces así...

Tras la muerte de mis ilusiones, el velo cae y todo empieza a ser más claro, más real...

Estar aquí no es fácil, pero por algo estoy aquí, y tal vez debo morir y renacer una y otra vez para dejar de ser lo que no soy...para ver con nitidez lo que la mente crea falsamente, y darme cuenta de lo que mi alma, o mi Ser, quiere hacerme saber...

Aprender a amar sin condiciones es más duro de lo que imaginaba y esperaba, pero es evidente que debo conseguirlo, debo comprenderlo, no puedo rendirme ante lo que aparentemente me decepciona de este mundo, de este juego de la vida...

Constantemente me dicen que debo ser fuerte, valiente, paciente, y que debo confiar, confiar...
Y yo camino sobre un suelo que no tiene superficie, doy mis pasos sobre el agua, me sostengo sujeta al amor de mi alma, mientras mis lágrimas humanas caen sobre mi pecho al comprobar lo difícil que es transitar de esa manera por un lugar donde todo es tan rudo, donde hay tantas almas perdidas, buscándose a sí mismas, haciendo daño e hiriéndose extraviadas en la confusión de sus mentes...

Renuncio, renuncio a ser humana, pero no consigo liberarme de las emociones que están atadas a mi cuerpo, a mi mente, y a mi corazón apesumbrado y triste...

Lo quiera o no, estoy aquí, y ahora sólo tengo dos opciones, entrar en el juego, ser uno más en él, caer en las trampas, seguir las normas, olvidar que estoy jugando, o ser una observadora, una guía, alguien que sólo se adentra a jugar cuando cree que debe intervenir por algún motivo, sin olvidar que esto es sólo eso, un juego absurdo al que no pertenezco.

Así que mi fuerza sigue aquí dentro, muy firme, mi capacidad de continuar, mi entereza, mi templanza, mi confianza, todo eso está clavado en mí, en lo que soy, sin avergonzarme de ello, sin sentirme ridícula, sólo siendo yo, alma pura en un cuerpo de mente atormentada por la incomprensión de lo que ve y oye, tal vez mente hundida en las desgarradoras decepciones que la vida presenta como parte de este juego, en el que el ego crea expectativas para que puedas recoger desilusiones.



Sí, también tropiezo con mi propio ego, también lloro y me refugio en las palabras y los abrazos de quienes me aman y comprenden, también soy humana, aunque a veces reniegue de serlo, también me equivoco y arrullo mi propio llanto envolviéndome en el gran amor incondicional que siento hacia mí misma y hacia los demás.

Por eso, por ese amor incondicional que crece en mí cada día más, me perdono por crear castillos de arena, me perdono por herirme al descubrir la obra de teatro que me rodea y darme cuenta de que no era lo que deseaba, lo que esperaba, y así, me demuestro una vez más que amar no es despreciar lo que no te gusta, sino abrazarlo de igual forma, desnudándome de los prejuicios, de las preguntas, desabrochándome de lo que los personajes interpretan, pues amar incondicionalmente es eso, amar sin ver con estos ojos, amar mirando al otro desde el alma hacia el alma...

Mi única ridiculez ha sido querer controlar lo que ocurre, lo que otros deciden, lo que otros experimentan, intentar que el mundo sea como yo soy...
No soy un ejemplo a seguir, sólo soy un ser más experimentando en este cuerpo mental, pero doy todo lo que soy a quien me desee escuchar, leer, conocer, sentir...

Me perdono, sí, y perdono lo que esperaba que fuera y lo que es en realidad estar en este mundo.
Pero no dejo de amar, eso no, amarme, amar a otros, es parte de mí, y cuando deje de hacerlo habrá muerto mi alma para siempre...

Y también por eso, volaré por encima de lo que se ve, saltaré por encima de lo material, continuaré caminando sobre un suelo sin superficie, sobre el agua del mar, sobre las nubes, pero esta vez con consciencia total de que nada es lo que parece, de que no debo esperar nada a cambio de lo que hago por amor, sólo vivir amando, Ser, existir, y dar...

Intentaré no ser emoción, sino amor, luz, esperanza, intentaré no necesitar, ni desear ser amada, sino ser yo misma ese amor que anhelo y respiro, ser yo mi nutriente divino, ser yo el jardín de flores que mi alma ama y espera...

Viviré creciendo, como un niño que se va dando cuenta de que todo es una gran ilusión, un espejismo, y que depende de él ver que todo está iluminado por el sol, o ver que la oscuridad reina a su alrededor...

No renunciaré a mis sueños, saltaré por encima de mis desengaños, por encima de las expectativas de mi mente, por encima de lo imposible...

Creciendo...

Arael

jueves, 13 de marzo de 2014

MI GRAN AMOR ESCONDIDO

Hoy he sido fantasía en un instante, he sido realidad en otro plano, he sido un ser de alas solemnes, cuerpo de éter, mis manos eran luz blanca indeleble, he sido el amor a través del corazón de un ángel que te buscaba en mi presente...
Y en un viaje hacia tu hogar, hacia el lugar donde te escondes, allí, observando tu rostro durmiente, tus huellas, tus pasos diarios en tu caminar inconsciente, te he contado lo que mi alma siente, y te he prometido quererte, te he prometido encontrarte, te he prometido no dejar de esperarte...
Y con la tinta perenne de mi corazón he escrito en el tuyo lo siguiente:



Voy a alzarte y a elevarte, voy a volar contigo, voy a danzar con la luz que desprendes cuando sonríes esquivo, cuando te enciendes, aunque no estés conmigo, cuando eres sol o eres luna, cuando eres mar o eres cielo, cuando eres tan grande como el amor que desprendo al presentirte en mi camino...mi gran amor escondido...

En mi alma está grabada tu esencia, acunando mis besos dormidos, abrazando mis palabras de amor calladas, sosteniendo mi propio ser que se entrega en el mar que tú eres, en el edén donde brillas como mi estrella, esa que me da la vida, que me guía y me fascina...

Al despertar cada mañana, tras los buenos días que te susurro en silencio para que me escuche tu alma, soy esa flor de primavera que se eleva envuelta en su fragancia eterna, y entonces, iluminada y perpetua, te siento y te veo en mis ojos que te esperan, que desean contemplar absorta tu mirada, en un lugar donde nada nos hiera, donde no existan prejuicios absurdos, y si aparecen, y si se acercan, simplemente saltemos por encima sujetos a nuestro amor, fuerte, tierno, colmado de una pasión que nos engrandezca...
Si te doy mi mano, ser que me esperas, ser que yo anhelo, te alzaré tan alto y tan lejos del dolor de lo humano, que nada podrá rozar la felicidad que anidará en tu pecho con este amor coronado...

Si un día me sientes cerca, no vaciles, pregunta, que mi corazón siempre contesta, responde para guiarte, para arrullar tus temores y convertirlos en arte, para adornar tus penas con los besos que no hallaste, y curarlas, y borrar las señales, el dolor y el sufrimiento que experimentaste, y así llevarte hacia las puertas de la superación y del saber que aplicaste, olvidando el pesar que conllevó examinarte en este mundo de teatro incesante...



Seré ese sol que te despierta, el alba que te viste de colores y belleza, la noche de luceros que resplandecen y te recuerdan que no eres lo que aparentas, sino lo que emanas desde lo más hondo de tu alma experta...

Y ahora regreso a mi cuerpo de mujer que en la distancia te cuenta, que no hay distancia real para el amor que entre nosostros se mezcla, porque es infinito, inmenso, perfecto y entregado...porque es amor residente de nuestro espíritu enamorado...

Hoy he sido fantasía en un instante, he sido realidad en otro plano, he sido un ser de alas solemnes, cuerpo de éter, mis manos eran luz blanca indeleble, he sido el amor a través del corazón de un ángel que te buscaba en mi presente...
Y en un viaje hacia tu hogar, hacia el lugar donde te escondes, allí, observando tu rostro durmiente, tus huellas, tus pasos diarios en tu caminar inconsciente, te he contado lo que mi alma siente, y te he prometido quererte, te he prometido encontrarte, te he prometido no dejar de esperarte...
Te he prometido, mi amor escondido, que yo no voy a esconderme...

Arael

martes, 4 de marzo de 2014

LA LEYENDA DE LA MUJER DE LA PLAYA (2ª PARTE DE LA LEYENDA DEL HOMBRE ANDANTE)

LA LEYENDA DE LA MUJER DE LA PLAYA
(2ªPARTE DE LA LEYENDA DEL HOMBRE ANDANTE)


Cuenta la leyenda que, mientras el hombre andante viajaba por el mundo entero, la mujer de la playa le esperaba envuelta en su luz para que él la pudiera ver y reconocer.
Las olas del mar hablaban un lenguaje transparente para ella, un lenguaje sencillo que comprendía a la perfección. Ensimismada entre la espuma del agua salada del mar, se bañaba en su belleza azul cristalina, bebiendo lunas en la noche, nutriéndose de amaneceres hermosos, salpicándose de la extraordinaria luz de las estrellas que alumbraban su camino en la orilla de la playa.
Su vida transcurría silenciosa en aquel paraje tan sencillo y grácil, conectada con la brisa marina, con cálida arena, con las dunas del paso del tiempo como compañía, caminando entre sus propias huellas, comprendiéndolas, amándolas, aunque al principio las desdibujaba y las volvía a dibujar, en un intento de hallar esa perfección imposible de su alma.

  • El alma no es perfecta, el alma es sólo alma, no tienes que buscar su pureza porque el alma ya es pureza, lo que tienes que limpiar es tu mente.-Le repetían las olas en su vaivén.

Había aprendido a escuchar a sus guías a través del sonido incesante de las olas que susurraban lo que ella necesitaba saber en cada momento.
Su vida era plácida, pero muy solitaria, apartada de todo lo mundano, refugiada en su mundo de ensueño, para los demás pura fantasía.
Ella sabía muy bien en su interior que no estaba loca, que todo aquello era cierto, real.
Por la noche, los luceros alumbraban y velaban su sueño y le comunicaban que pronto aparecería un hombre que la amaría con el mismo amor que ella era capaz de sentir, incluso le mostraban su aspecto para que ella pudiera salvaguardar la ilusión de aquel encuentro.



Pero los años pasaban, el tiempo era su enemigo, su juventud se marchitaba y sus ganas de vivir el amor la estaban ahogando en una tristeza agotadora.
Así que, un buen día, decidió marcharse de su playa.

Recorrió un sendero de flores, descalza, fatigada por la perenne espera que había estado protagonizando, sin esperanza, sin alegría, desgastada por la añoranza de aquel muchacho que tantas veces le había prometido unirse a ella, aquel ser que la amaba en sus sueños profundos, en sus viajes a otros planos, mientras habitaba en aquel lugar hermoso cerca de la orilla del mar.

No deseaba perderse lo que era amar a otro ser humano, vivo, físico como ella, alguien que supiera hacer que sus ojos volvieran a brillar como antes, alguien que la colmara de amor, que la enseñara a compartir, a reír, a vibrar, a disfrutar de la vida en compañía. Sin embargo, en su corazón albergaba aún el deseo y el anhelo de que apareciera su gran amor, ese que sentía en su alma como una fuerte ráfaga de resplandeciente luz que revoloteaba en su interior, que la hacía sentir como una diosa.

Caminando por aquella senda, un hombre solitario le llamó la atención, pero estaba demasiado distraído sumido en sus desgracias, en sus pesamientos para darse cuenta de su presencia. Lo amó en silencio, sintió la compasión, sintió el desasosiego de ver cómo se destruía a sí mismo sin poder ayudarle, sin poder ofrecerle algo más que sus sentimientos en forma de amistad sincera. Fue una gran lección aprender a amar así sin esperar nada a cambio, sin que él pudiera advertir que había alguien dispuesto a curar sus heridas con todo su corazón. Así que, un buen día, se alejó de él, rendida, triste, pero sabiendo que había dado todo de ella misma para aliviar su dolor, aunque sin éxito.
Siguió su camino, unida a su desconsuelo y su decepción, pero allí, en un paraje de árboles y monte, otro ser llamó su atención. Ya no deseaba amar, el tormento de aquella experiencia había creado en ella un punzante pesar que la impulsaba a descartar algún amor que fuera más allá de lo fraternal.
Así que eso fue lo que ofreció, amistad.
Y la amistad se transformó en amor, en un enamoramiento hermoso que la impulsó hacia la felicidad, y la convirtió en otra persona, alguien que era mitad hada, mitad mujer, mitad ser divino, mitad ser terrenal, mitad ella, mitad la persona que creía que deseaba él que ella fuera.
Años y años fueron pasando, años llenos de amor, de bello amor, pero también de olvido, de dejadez de lo que ella era en realidad.
Sus estrellas se apagaron al ver que ella no las miraba, el mar se congeló por su ausencia, las dunas desaparecieron junto con sus huellas del pasado, su luna se volvió oscura, las olas dejaron de hablar para ella...

Pero vivió el amor físicamente, sintiendo en su cuerpo frágil la pasión, el deseo, el compromiso, la entrega, la incondicionalidad...pero también la soledad...

  • ¿Por qué me siento tan sola si me siento tan amada? -se preguntaba.

Y un susurro suave se mezclaba con el viento para contestarle.

  • Porque te has olvidado de quién eres mientras estabas aprendiendo a sentir lo que es estar viva, ser un ser humano. Tu experiencia ya debe concluir, ahora debes volver a la playa... Él vendrá, ahora es el momento, debes regresar a ti, a tu esencia, porque él debe poderte ver, y para que te pueda ver debes brillar. Tu luz se alzará cuando conectes con lo que eres en realidad.

Con tristeza, emprendió su camino de vuelta a casa, por aquel sendero que antes estaba colmado de flores silvestres, donde ahora sólo había tierra seca, piedras que arañaban sus pies descalzos.
En su espalda, su mochila iba cargada de aprendizajes mal gestionados, dolor, ira, arrepentimiento, culpa, miedo...
El peso de todo aquello hacía más duro su viaje, pero debía ser valiente, fuerte, debía regresar a la orilla a reencontrarse consigo misma.
Daba un paso y caía vencida, contra el duro suelo, sus rodillas ensangrentadas escocían, sus lágrimas se derramaban, mientras intentaba ponerse en pie de nuevo para proseguir caminando.
Volvío a tropezar y a caer contra las rocas de aquella vereda. La incómoda mochila golpeó su espalda y la hizo desplomarse completamente, sumida en un dolor profundo.

  • No puedo más, no puedo más, quiero morirme, no puedo más, llevadme a casa, no quiero seguir, estoy agotada, estoy exhausta, ¿por qué tengo que hacer esto, por qué? -gritó llorando desmoralizada.
  • Vacía la mochila -escuchó.
  • ¿Vaciarla?
Ni siquiera había sido consciente de que llevaba aquella carga en sus espaldas, pero en aquel momento, se dio cuenta de lo que ocurría, sus emociones pesaban demasiado, sus recuerdos estorbaban, debía deshacerse de ellos.

A partir de aquí, su paso se fue aligerando, mientras iba extrayendo libros de su pasado, emociones plasmadas en papel que había estado cargando sin percatarse.
Fue así cómo aprendió de sí misma, de sus vivencias, recordando su infancia, sus anhelos, sus miedos, sus deseos, su dolor, sus decepciones...y superando cada emoción que atascaba sus progresos.

Por fin llegó a la playa, sin mochila, sin carga.

En la playa todo estaba desierto. El mar congelado, el cielo negro. Debía darle vida a todo aquello.
Fueron días oscuros, días en los que sentía que no iba a poder resucitarse, días en los que sentía que su Ser la había abandonado, sus guías se habían alejado, su amado ya no la visitaría más.
Hasta que, una noche, puso su mano en su corazón, cerró los ojos y sintió sus latidos golpeando su pecho. Entonces, supo que ella estaba ahí dentro, esa diosa de luz que había vivido dentro de ella, estaba ahí, siempre lo había estado, sólo dormía, a la espera de que ella la volviera a despertar.

Un centenar de rayos de luz emergieron de su alma e iluminaron todo aquel lugar...
El agua del mar brillaba como nunca, las olas ondeaban en una danza bellísima que la incitaban a bailar con ellas, el cielo estaba adornado de estrellas brillantes y centelleantes, la luna era pura plata fulgurante...

  • Estoy aquí-se dijo- he vuelto a casa.

Con el paso de los días, su amado, aquel ser que aparecía entre sueños, volvió a comunicarle su regreso a ella, su reencuentro. Le recordaba joven, apuesto, guapo, lleno de luz, amándola tanto...buscándola como antes, dispuesto a hallarla a como diera lugar.

Vivía feliz, en la espera, recuperándose más y más a sí misma, viviendo el amor hacia el todo, hacia su Ser, hacia su amado, la llamada llama gemela.

De pronto, una noche, un desconocido se acercó a su orilla. Era un hombre cargado con una mochila, como la que ella había estado llevando tanto tiempo.
Se iba acercando más a ella, pero iba distraído, ajeno a su presencia.
Sintió curiosidad, sintió alegría, sintió esperanza...
Sin saber bien por qué, su corazón saltaba de emoción, su alma estaba rebosante de felicidad.

¡Era él!, ¡su amado, su llama gemela!, apenas podía ver su rostro, estaba demasiado oscuro, pero le sentía, sentía su energía, aquella con la que tanto tiempo había convivido, aquella que tanto había amado.

El hombre parecía preocupado, apesumbrado, exhausto. Se estiró en la arena y se quedó dormido.

Ella se acercó a mirarle mientras dormía. Su bello rostro estaba castigado y envejecido, su cuerpo parecía haber soportado un camino muy difícil y duro, su expresión, aun durmiendo, era la de un ser demasiado decepcionado de la vida. Pero era él, no había ninguna duda.
Estuvo horas mirándole, llorando por la emoción de haberle hallado. De pronto, no pudo resistir mirar en su mochila, inducida por las olas, sus guías, que la impulsaban a indagar en su dolor para poderle ayudar y conocer mejor.
Leyó durante toda la noche, le leyó el alma, el corazón, los pensamientos, leyó todo lo que pudo, aunque sabía que aún quedaban muchos libros en la mochila para leer.
Sintió todo su dolor en su alma, cada lágrima derramada por él fue derramada por ella al descubrirla grabada en su corazón.
Y agotada de llorar por su amor, por aquel hombre que estaba a su lado, esperó a que abriera los ojos para recibirle con su amor infinito, mientras intentaba vaciar la mochila de todo aquello que ella consideraba nocivo para él.

De pronto, una voz irrumpió en su concentrada tarea y la sobresaltó.


  • Perdona, ¿qué estás haciendo con mi mochila?- Le dijo algo enfurecido.
  • Intento ayudarte, llevas demasiado peso aquí dentro y aún te queda mucho camino por delante.
  • ¿Qué quieres decir?¿Cómo sabes tú que aún me queda camino? y...¿Quién te ha dado permiso para hacer eso?
  • Uys, ¡cuántas preguntas que haces!- le dijo aturdida por su comportamiento, parecía que no la reconocía, ¿cómo podía ser eso?
  • ¡Pero contéstame!
Ella sonrió paciente y se sentó en la arena con la mochila en sus manos, esperando a que él también lo hiciera. Ya había comprendido con tristeza que él no sabía que estaba frente a su compañera de camino, su complemento en polaridad. Sin embargo, ella había aprendido a ser muy paciente, la vida le había enseñado justamente eso.

  • Está bien, te contestaré a todas las preguntas que me quieras hacer. Primero, llevas demasiado peso, tienes que irte deshaciendo de algunos recuerdos. Vamos a ver, éste ¿para qué lo quieres? - dijo extrayendo un hecho vivido por él guardado con ahínco en la mochila.
  • ¡Deja eso! -gritó él cuando vio que ella hurgaba donde nadie había hurgado antes.
  • Está bien, está bien, te voy a permitir hacerlo tú mismo, pero tienes que desechar todo esto, porque si no lo haces no podrás dejar espacio para lo bueno que tiene que llegar a tu vida.
  • ¡Qué sabes tú de mi vida! ¡No sabes nada!
  • Tienes razón, no sé nada, pero lo sé todo, eso sí, te voy a dar la oportunidad a ti de explicármelo todo, porque quiero saberlo todo de ti, todo.
  • ¡Estás loca!¡No sé quién eres!
  • Ya veo que no sabes quién soy, pero eso no significa que yo no sepa quién eres tú.-Le dijo con pesar.
  • Escucha, no sé de dónde has salido, ni qué quieres de mí, pero estoy muy cansado ya de tropezarme con personas que sólo me hacen daño y que creen saberlo todo de mi, como tú, y en realidad no sabéis nada, no sabes el dolor que he sufrido, no sabes cómo las desilusiones de la vida me han ido destruyendo poco a poco, y no quiero hablar contigo, no te metas en mi vida y deja ya mi mochila, lo que hay ahí es sólo mío.

Ella le entendía, pero un dolor punzante la estaba haciendo desfallecer. Aún así, debía ser fuerte, debía ayudarle, por fin había llegado a su vida, pero él no estaba preparado para ver más allá en ella, no era el momento adecuado y debería dejarle marchar con todo su dolor.

Aquel joven andante, que ya no tan joven por los años transcurridos, agarró con fuerza su mochila y la volvió a colgar a sus espaldas dispuesto a marcharse y continuar avanzando.

  • ¡Espera! -gritó ella corriendo tras él en un intento de dejar en él una semilla de amor que le ayudara más tarde a reconocerla- sólo escúchame un minuto, por favor.
  • Tengo prisa.
  • Sólo un momento, -insistió- seré breve.
  • De acuerdo, pero rápido, me queda poco tiempo para encontrar lo que busco, y estoy demasiado cansado ya.
  • Mírame a los ojos, escúchame, déjame entrar en ti.
  • ¿Qué quieres decir?
  • Tú hazlo, no te haré daño.

Sin saber bien por qué él se dejó llevar por la situación, y miró a aquella extraña mujer a los ojos sin apenas pestañear, tal vez solo para complacerla y así ésta le permitiera marcharse enseguida.
Ella se adentró en su alma, en su Ser, en su corazón, y le envió todo su amor, toda la luz que pudo, junto a un mensaje codificado que debería descodificarse en el momento en el que él estuviera dispuesto a abrirse al verdadero amor.

De una forma insólita, él empezó a sentir algo que nunca había sentido, algo que no sabía cómo definir, tenía curiosidad y quiso quedarse inmóvil allí, tratando de averiguar qué era lo que estaba notando en su corazón, pero su mente interfirió de nuevo y se distrajo de lo que estaba sintiendo, restándole importancia.
Tras unos segundos mirándola y fluyendo con aquella experiencia tan singular, bajó la mirada confuso y aturdido y se apartó de ella.

  • Debo marcharme ya, lo siento.
  • Sí, está bien, lo entiendo.-le dijo mientras sus lágrimas luchaban por emerger de lo más profundo de su alma.
  • Pero no me has dicho nada, ¿qué tenía que escuchar?
  • Lo que tenías que escuchar no lo tenían que percibir tus oídos.

Ella era para él una mujer realmente extraña que despertaba su curiosidad, pero tenía que seguir caminando y no podía entretenerse más.

Así que se alejó lentamente, con su mochila a cuestas, mientras ella se giraba para llorar en silencio, de espaldas al hombre de su vida, su compañero, aquel que durante tanto tiempo había estado esperando, destrozada por haberle perdido sin poderle decir quien era ella.

Unos segundos después, algo la impulsó a mirar hacia atrás y enviarle de nuevo su amor, y sus miradas se encontraron en la lejanía.

  • Tal vez regreses algún día, querido compañero.- Se dijo mientras su mano se posaba en su corazón para retener su dolor, para impedir que la destrozara.
  • Tranquila- le dijeron las olas en su habitual susurro -volverá cuando sea el momento adecuado, ahora tendrás que aprender a amarle mejor, amarle más incondicionalmente, con más paciencia, con más elevación, respetando su proceso interno, aun sabiendo que se ha alejado de ti, deberás enviarle tu amor con más fuerza, para que pueda salir de su oscuridad y así eliminar la niebla que le envuelve y le ciega.
  • ¿Y cómo podré ser capaz de hacer algo así? -dijo entre sollozos de dolor y de rabia- Soy humana, aunque mi alma le ame, mi parte humana ahora está resentida, ¿por qué después de tanto esfuerzo en mi vida y de tanta espera, él no ha sido capaz de estar a la altura?, no es justo, no es justo...
  • Debes centrarte en ti, en elevarte, en continuar limpiando tus emociones y tus bloqueos. Esta experiencia te ha demostrado que aún tienes que aprender mucho sobre el amor incondicional, porque te duele que se haya ido, te duele que no recuerde su amor por ti, te duele que pueda enamorarse de otra mujer en su camino y olvidarse del todo de ti, su compañera de alma, pero debes aceptar esa posibilidad y amarle a pesar de todo, sólo así habrás aprendido lo que es el verdadero amor, amar sin esperar nada a cambio, amar a tu compañero aunque no pueda estar junto a ti como lo que tú desearías, tu pareja humana.
  • No sé si seré capaz de llegar a ese nivel de incondicionalidad, mis queridos guías, estoy hastiada, agotada, sin ganas de vivir, ya no me quedan fuerzas para continuar mi camino hacia mi interior. Mi misión en este lugar era junto a él, sin él no puedo completarla, sin él todo se quedará a medias, pero no puedo obligarle a recordarme, a reconocerme, a ser consciente... ¿Debería retirarme de la misión? ¿Debería volver a la senda que ya transité?
  • No. La flaqueza de tu ego es precisamente esa. No puedes centrar tu felicidad en el amor de tu compañero, sino en el amor hacia ti misma, lo demás llegará solo, cuando todo esté preparado para que así sea. Camina hacia tu ser, aún tienes mucho que descubrir.

Ella se durmió llorando, rendida ante sus emociones, aquellas que creía sanadas, aquellas que creía superadas, y se dio cuenta de que no podía dejar que sus pensamientos y emociones condicionaran su vida y su amor.

Pero...¿Volvería algún día aquel hombre andante a su vida?

Eso tal vez debamos esperar a saberlo más adelante... si la leyenda continúa...

Eva Bailón...